¿Cuando comienza la Edad media?

martes, 13 de noviembre de 2007

Servidumbre y Vasallaje

Etienne de la Boétie, autor del Discurso de la servidumbre voluntaria, fue amigo y compañero de ideales de Montaigne. La vida de La Boétie fue breve y murió en 1563. Parte del Discurso fue publicado con otro nombre en 1574, en Bâle, Suiza. Hoy, en la Biblioteca Nacional de Francia es posible leer una nota manuscrita del censor real: “sedicioso contra la monarquía”. Una idea recorre el Discurso: ¿Por qué los hombres y los pueblos aceptan yugos? Se interroga acerca de cómo extirpar dicho mal; analiza y explica, con una frase lapidaria: “la servidumbre, la sumisión al amo, existe únicamente porque es voluntaria”. ¿Cómo es posible que los hombres puedan abandonar su dignidad, renunciar a su inteligencia y aceptar convertirse en vasallos? Hoy, esta falta de dignidad y voluntaria servidumbre y vasallaje, se ha expresado frente a Washington con ocasión de la vergonzosa abstención del gobierno chileno en las votaciones para llenar el puesto de un miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Sólo los que voluntariamente quieren continuar autoengañándose y viendo rasgos de progresismo en el actual gobierno, podrán estar sorprendidos. La falta de dignidad de las autoridades chilenas, que han llegado a justificar dicho voto como la condición sine qua non para que la coalición en el poder no se quiebre, manifiesta un calamitoso y pobre sentido de lo que es el interés de Chile como Estado. Los gobiernistas que propugnaban -dientes para afuera- el voto favorable a Venezuela -como debería haber sido si se hubiese tenido una actitud honorable y se hubiera mirado el interés de Chile- se han apresurado a declarar que “la política extranjera no debe ser un factor que nos divida en el plano interno”. Ni más ni menos.



Esta nueva bajada de pantalones (o de faldas, porque aún no está claro quien tomó la decisión) nos deja por el suelo y tendrá consecuencias en las relaciones de nuestro país con sus vecinos, acentuando el aislamiento de Chile en el continente. Absteniéndose, el gobierno de Chile se ha inclinado una vez más ante Washington. Si bien los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU no tienen un papel decisivo, su existencia posibilita al menos que voces discrepantes de Washington puedan expresarse en esa instancia. Bush no ve con buenos ojos la presencia venezolana. Quiere gobiernos dóciles y desde hace meses ha ejercido fuertes presiones y movilizado a cuanto yanacona tenía a mano en el continente. En Chile encontró oídos receptivos en sus vasallos naturales: la derecha y la DC. Pero también ha contado con el servilismo y voluntaria servidumbre de próceres del PPD y del PS, que alguna vez exhibieron ropajes algo más decentes. Que el gobierno haya aceptado seguir las conminatorias instrucciones de Washington dice a las claras al grado de indignidad al que ha arrastrado a Chile. La antigua, pero lúcida voz de La Boétie, resuena con mayor fuerza: “la servidumbre existe sólo porque ella es voluntaria”. Que la derecha, la DC, el PPD y parte del PS se hayan inclinado voluntariamente ante el diktat del imperio, no es novedad. No vamos a pedirle peras al olmo y reprocharles que obedezcan esas instrucciones. Lo que sorprende es que las mujeres y hombres de honor no se rebelen con vehemencia ante tamaña indignidad.



Se trata de un hecho grave, al que muchos, incluso entre los partidarios del voto por Venezuela, hoy quieren bajarle el perfil. Hasta el Partido Comunista ha sacado a carreritas una tímida y pusilánime declaración de “protesta”, no yendo voluntariamente más allá en su condena de un hecho que marcará un hito en la deriva proimperialista de la Concertación. No queriendo malquistarse con los que considera claves para la hipotética obtención de un par de diputadillos, la dirección del PC se empantana en el fango socialdemócrata, al tratar de apuntalar y acudir en ayuda de la nueva derecha representada por la Concertación. No se pueden interpretar de otra manera los numerosos salvavidas lanzados al gobierno y al PS.



En ese sentido, las manifestaciones por la reforma del sistema electoral son un volador de luces destinado a bajarle el perfil al ignominioso acto cometido por el gobierno concertacionista. La revolución cubana triunfó en 1959 y el PC de Chile tardó en considerar que se había producido una revolución. Los comunistas cubanos no habían jugado un papel protagónico ni de vanguardia, es decir no “cortaban el queso”, lo que transformaba a los barbudos en sujetos más que sospechosos. Es por ello que en nuestros días, el retraso con que la dirección del PC comenzó a valorar el proceso encabezado por el presidente Chávez en Venezuela no debe sorprender, aunque algunos comunistas como el que escribe, pudieran haber abrigado la ilusión de que era simplemente uno de los tantos “olvidos” achacables a la humana ceguera y a un avezado cretinismo. Los que continúan de manera abierta o soterrada predicando el colaboracionismo con la nueva derecha, en función de una hipotética reforma electoral -que esconde inconfesables apetitos personales-, tendrán que rendir cuentas ante sus militantes por la prosecución de esta experiencia colaboracionista que en algunos países europeos ya ha demostrado su fracaso.



El voluntario yanaconismo de La Moneda echa por tierra cualquier posibilidad de entendimiento con supuestos “sectores progresistas” gobiernistas, consolida la derechización del gobierno y no presagia nada bueno para el futuro de Chile en tanto nación soberana. Las malversaciones detectadas en Chiledeportes, que involucran a concertacionistas de todos los pelajes, acentúa más en el exterior esta imagen de republiqueta bananera. No es sorprendente que Frei Ruiz-Tagle -quien firmó el leonino tratado bilateral con Menem entregando a la voracidad de las transnacionales mineras, como Barrick Gold, la frontera chileno-argentina-, salga hoy en defensa del gobierno. Antes, ejerciendo como ejecutivo de Sigdo Koppers, acudió presuroso, en 1973, a postrarse ante los generales facciosos para entregarles su solidaridad además de algunas joyas para la tarea de “reconstrucción nacional” emprendida por Pinochet y sus secuaces. Hoy es de la máxima importancia impedir que se consume la colaboración con la nueva derecha, como sueñan algunos. El eje central, para emplear términos caros a la ortodoxia tradicional, está dado entre los que se oponen a los designios imperiales y aquellos que les sirven de peones internos, colaboran o justifican con argumentos baladíes el oprobio que se ha lanzado sobre nuestro país.



Discrepamos entonces -Punto Final comprendido- con los que lamentan que la abstención de Chile en la ONU haya llegado a ser un asunto central de la política interna. La campaña contra Venezuela llevada a cabo por EE.UU. no es un asunto menor. Su política hemisférica trata de recuperar el terreno perdido desde que Venezuela abriera un forado en su patio trasero. El posicionamiento frente al imperio reviste en nuestros días una importancia decisiva. La servidumbre de La Moneda, compromete nuestra dignidad e independencia. “El amo ejerce el poder sobre nosotros gracias a nosotros”, escribió La Boétie en su Discurso. Acostumbrados a la domesticidad voluntaria, Foxley, la DC, el PPD y algunos socialistas, adoptan en los momentos de definición la posición deseada por el amo.


(Publicado en revista “Punto Final” Nº 627, 3 de noviembre, 2006

No hay comentarios: