¿Cuando comienza la Edad media?

miércoles, 31 de octubre de 2007

Quienes eran los germanos...?

¿QUIENES ERAN LOS GERMANOS?




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¿QUIENES ERAN LOS GERMANOS?



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Los romanos llamaban germanos, a todos los pueblos que habitaban La región de Europa Central limitada al norte por el Mar del Norte y el Báltico, al este por el Vístula, al sur por los Cárpatos y el Danubio y al Oeste por el Rin.
Hablaban una de las ramas de la lengua indoeuropea , tenían estructuras sociales comunes , adoraban a los mismos dioses y eran en general pueblos guerreros, que prefería ganar nuevas tierras mediante la lucha, a roturar sus bosques sagrados.

Cuando los romanos contactaron con ellos por primera vez, les chocaron tanto su entorno físico (las tierras que habitaban eran un continuo bosque, no había caminos ni puentes, el clima era rudo y la fauna para ellos era extraña) como sus costumbres (estaban en un estado de civilización muy inferior al de los países de la parte meridional de Europa, vivían formando tribus que subsistían de la agricultura, la caza, la pesca y los animales domésticos).

Las familias tenían derecho a vengar las afrentas hechas a cualquiera de sus miembros y se unían las discordias familiares a las luchas tribales, con lo cual la guerra y la anarquía eran normales y continuas en su forma de vivir. También eran normales la movilidad en el territorio y las alianzas entre tribus (por ejemplo los FRANCOS eran una alianza entre tribus que vivían a lo largo de las orillas del Rin y que eran pricipalmente los sicambos, chamayos, cattos, cattoarios y refuerzos de tribus por ellos derrotadas como los caucos).

Eran germanas numerosas tribus y para mayor claridad se les suele dividir en tres grandes grupos. Los más famosos, aunque no los únicos eran:

- Los del Este- Fueron llamados GODOS y vivían entre el río Oder y el Vístula, región que abandonaron a fines del siglo I A.C. Acabaron estableciéndose en Italia y España.

- Los del Norte- Emigraron hacia los países escandinavos, y serán los que llamemos VIKINGOS.

- Los del Oeste- Son los antepasados de ALEMANES y ANGLOSAJONES. Emigraron unos grupos hacia el Rin y el Danubio donde empezaron a luchar contra los romanos; Los otros atravesaron el mar y ocuparon Gran Bretaña.





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La Baja Edad Media

La Baja Edad Media sucede cronológicamente a la Alta Edad Media y es el periodo que abarca desde los inicios del siglo XI hasta el Renacimiento, ya en el siglo XV, aunque para algunos autores, como la escuela mutacionista francesa, sólo este período sería medieval, mientras que el correspondiente a la Alta Edad Media sería en realidad Antigüedad Tardía. En Europa es el momento de máxima expansión del feudalismo, un sistema dominado por una minoría de aristócratas guerreros que, junto con los funcionarios de la Iglesia, retienen la propiedad eminente de la tierra.

La Baja Edad Media también es el momento de máximo poder de la Iglesia Católica, que domina toda Europa e impulsa incluso expansiones como las de las Cruzadas. Ese dominio de la Iglesia se puede ver en los grandes templos góticos de las ciudades medievales y en la importancia de los caminos de peregrinación, como el Camino de Santiago.

Los siglos X al XV son la época de mayor balance de Occidente, donde quedan establecidas las leyes y pautas de la Iglesia (habeas corpus, celibato, sacramentos, etc.). El siglo XIV, destaca también en España, por ser el siglo de la Peste Negra, trágico episodio que sufrió todo el mundo occidental conocido, partes de Asia y Afríca, que reduciría la población peninsular casi un tercio (años 1348-1349).

En la Edad Media, el centro es Dios, todos los fenómenos se explican a través de Él. Desde la Edad Media hasta el Renacimiento hay un estrecho vínculo entre la Iglesia y el Arte, el arte depende de la religión, todo lo que estuviese fuera de la religión no es arte.

La edad media se iniciaría así con las primeras invasiones germánicas y la consiguiente caída del Imperio romano de occidente en el siglo V (hacia 476), sus postrimerías se sitúan en torno a tres diferentes acontecimientos de igual importancia:

La caída de Constantinopla (actual Estambul) en 1453, fecha en la que también termina la Guerra de los Cien Años
La invención de la Imprenta en torno a 1455
El Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492
Los comienzos del movimiento de la Reforma en 1517
Tabla de contenidos [ocultar]
1 Organización política e instituciones de la Baja Edad Media
2 Crisis demográfica, económica y política.
3 La expansión de la corona de Aragón en el Mediterráneo
4 Bibliografía adicional



Organización política e instituciones de la Baja Edad Media [editar]
El reino de Castilla y la corona de Aragón tuvieron durante la Edad Media como forma de gobierno la monarquía feudal, caracterizada por la división del poder político entre el rey y la nobleza, que gobierna sus señoríos.

Pero en la Baja Edad Media el feudalismo entra en crisis. Los reyes fueron disminuyendo el poder de los señores cambiándolo por una relación entre el rey y los habitantes de las ciudades. Los reyes se enfrentan a los señores medievales por el pactismo (el acuerdo de los representantes políticos como principio de gobierno). Las dos posturas zanjaron muchas veces sus diferencias por la vía del conflicto armado. Esta discusión también se desarrolló en el Consejo Real y en las Cortes:

El Consejo Real asesoraba al monarca y colaboraba en el gobierno del reino. Entraron expertos juristas y se creó el Consejo, la Corte y el alto tribunal de justicia o Chancillería.
Las Cortes eran la institución que reunía a representantes de la nobleza, el clero y de las ciudades. Su función principal era votar el servicio que las ciudades estaban dispuestas a dar al rey. En contrapartida, el monarca escuchaba las peticiones de los representantes para mejorar el gobierno del reino.
Véase también:

Cortes de Aragón
Cortes de Castilla

Crisis demográfica, económica y política. [editar]
Danzas de la MuerteEl artículo principal de esta categoría es La crisis de la Edad Media en España.
Aunque el siglo XV supuso una cierta recuperación, durante el siglo XIV se vivió una profunda crisis que afectó a la demografía, la economía y la política.

La crisis demográfica supuso una pérdida de población de aproximadamente un tercio. La población hispano-cristiana a finales del siglo XIII rondaba los cinco millones de habitantes y dos circunstancias propiciaron la crisis; la roturación de nuevas tierras se paralizó y las condiciones climáticas empeoraron. La carestía y el hambre trajeron la debilidad biológica de la población, sobre la que se cernió la Peste negra. Las guerras entre Castilla y Aragón y la guerra civil de Castilla acompañaron la situación, aparte de las fechorías de los señores, el bandidaje y las revueltas de los campesinos.

La crisis demográfica se tradujo en una crisis económica debido a la falta de mano de obra y, por último, la crisis política estuvo motivada por las guerras y por la defensa de una alternativa política, el autoritarismo (Castilla) y el pactismo (Aragón)


La expansión de la corona de Aragón en el Mediterráneo [editar]
Expansión de la Corona de Aragón
siglos XIV y XV


Anterior:
La Reconquista Periodos de la Historia de España

Baja Edad Media en España Posterior:
Crisis de la Edad Media





Bibliografía adicional [editar]Isabel Beceiro Pita (2006), Libros, lectores y bibliotecas en la España medieval, Nausícaä. ISBN 978-84-96633-21-6.
Francisco de Moxó y de Montoliu (1990), La Casa de Luna (1276-1348): factor político y lazos de sangre en la ascensión de un linaje aragonés, Münster, Westfalen : Aschendorffsche Verlagsbuchhandlung.. ISBN 3-402-05825-1.
Francisco de Moxó y de Montoliu (1986), Papa Luna: un imposible empeño : estudio político-económico, Zaragoza : Librería General.. ISBN 84-7078-145-6.
Francisco de Moxó y de Montoliu (1997), Estudios sobre las relaciones entre Aragón y Castilla (SS. XIII-XV), Zaragoza : Institución "Fernando el Católico".. ISBN 84-7820-387-7.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Baja_Edad_Media_en_Espa%C3%B1a"

La Baja Edad Media

La Baja Edad Media sucede cronológicamente a la Alta Edad Media y es el periodo que abarca desde los inicios del siglo XI hasta el Renacimiento, ya en el siglo XV, aunque para algunos autores, como la escuela mutacionista francesa, sólo este período sería medieval, mientras que el correspondiente a la Alta Edad Media sería en realidad Antigüedad Tardía. En Europa es el momento de máxima expansión del feudalismo, un sistema dominado por una minoría de aristócratas guerreros que, junto con los funcionarios de la Iglesia, retienen la propiedad eminente de la tierra.

La Baja Edad Media también es el momento de máximo poder de la Iglesia Católica, que domina toda Europa e impulsa incluso expansiones como las de las Cruzadas. Ese dominio de la Iglesia se puede ver en los grandes templos góticos de las ciudades medievales y en la importancia de los caminos de peregrinación, como el Camino de Santiago.

Los siglos X al XV son la época de mayor balance de Occidente, donde quedan establecidas las leyes y pautas de la Iglesia (habeas corpus, celibato, sacramentos, etc.). El siglo XIV, destaca también en España, por ser el siglo de la Peste Negra, trágico episodio que sufrió todo el mundo occidental conocido, partes de Asia y Afríca, que reduciría la población peninsular casi un tercio (años 1348-1349).

En la Edad Media, el centro es Dios, todos los fenómenos se explican a través de Él. Desde la Edad Media hasta el Renacimiento hay un estrecho vínculo entre la Iglesia y el Arte, el arte depende de la religión, todo lo que estuviese fuera de la religión no es arte.

La edad media se iniciaría así con las primeras invasiones germánicas y la consiguiente caída del Imperio romano de occidente en el siglo V (hacia 476), sus postrimerías se sitúan en torno a tres diferentes acontecimientos de igual importancia:

La caída de Constantinopla (actual Estambul) en 1453, fecha en la que también termina la Guerra de los Cien Años
La invención de la Imprenta en torno a 1455
El Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492
Los comienzos del movimiento de la Reforma en 1517
Tabla de contenidos [ocultar]
1 Organización política e instituciones de la Baja Edad Media
2 Crisis demográfica, económica y política.
3 La expansión de la corona de Aragón en el Mediterráneo
4 Bibliografía adicional



Organización política e instituciones de la Baja Edad Media [editar]
El reino de Castilla y la corona de Aragón tuvieron durante la Edad Media como forma de gobierno la monarquía feudal, caracterizada por la división del poder político entre el rey y la nobleza, que gobierna sus señoríos.

Pero en la Baja Edad Media el feudalismo entra en crisis. Los reyes fueron disminuyendo el poder de los señores cambiándolo por una relación entre el rey y los habitantes de las ciudades. Los reyes se enfrentan a los señores medievales por el pactismo (el acuerdo de los representantes políticos como principio de gobierno). Las dos posturas zanjaron muchas veces sus diferencias por la vía del conflicto armado. Esta discusión también se desarrolló en el Consejo Real y en las Cortes:

El Consejo Real asesoraba al monarca y colaboraba en el gobierno del reino. Entraron expertos juristas y se creó el Consejo, la Corte y el alto tribunal de justicia o Chancillería.
Las Cortes eran la institución que reunía a representantes de la nobleza, el clero y de las ciudades. Su función principal era votar el servicio que las ciudades estaban dispuestas a dar al rey. En contrapartida, el monarca escuchaba las peticiones de los representantes para mejorar el gobierno del reino.
Véase también:

Cortes de Aragón
Cortes de Castilla

Crisis demográfica, económica y política. [editar]
Danzas de la MuerteEl artículo principal de esta categoría es La crisis de la Edad Media en España.
Aunque el siglo XV supuso una cierta recuperación, durante el siglo XIV se vivió una profunda crisis que afectó a la demografía, la economía y la política.

La crisis demográfica supuso una pérdida de población de aproximadamente un tercio. La población hispano-cristiana a finales del siglo XIII rondaba los cinco millones de habitantes y dos circunstancias propiciaron la crisis; la roturación de nuevas tierras se paralizó y las condiciones climáticas empeoraron. La carestía y el hambre trajeron la debilidad biológica de la población, sobre la que se cernió la Peste negra. Las guerras entre Castilla y Aragón y la guerra civil de Castilla acompañaron la situación, aparte de las fechorías de los señores, el bandidaje y las revueltas de los campesinos.

La crisis demográfica se tradujo en una crisis económica debido a la falta de mano de obra y, por último, la crisis política estuvo motivada por las guerras y por la defensa de una alternativa política, el autoritarismo (Castilla) y el pactismo (Aragón)


La expansión de la corona de Aragón en el Mediterráneo [editar]
Expansión de la Corona de Aragón
siglos XIV y XV


Anterior:
La Reconquista Periodos de la Historia de España

Baja Edad Media en España Posterior:
Crisis de la Edad Media





Bibliografía adicional [editar]Isabel Beceiro Pita (2006), Libros, lectores y bibliotecas en la España medieval, Nausícaä. ISBN 978-84-96633-21-6.
Francisco de Moxó y de Montoliu (1990), La Casa de Luna (1276-1348): factor político y lazos de sangre en la ascensión de un linaje aragonés, Münster, Westfalen : Aschendorffsche Verlagsbuchhandlung.. ISBN 3-402-05825-1.
Francisco de Moxó y de Montoliu (1986), Papa Luna: un imposible empeño : estudio político-económico, Zaragoza : Librería General.. ISBN 84-7078-145-6.
Francisco de Moxó y de Montoliu (1997), Estudios sobre las relaciones entre Aragón y Castilla (SS. XIII-XV), Zaragoza : Institución "Fernando el Católico".. ISBN 84-7820-387-7.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Baja_Edad_Media_en_Espa%C3%B1a"

La Edad Alta Media

Se denomina por convención Alta Edad Media al periodo que se extiende desde la caída del Imperio Romano de Occidente hasta aproximadamente el año 1000, época de resurgimiento económico y cultural. Tres imperios conviven y luchan por la supremacía: el bizantino, el árabe o islámico y el carolingio.

En el Siglo III, el Imperio Romano entró en crisis económica, política y social. Varios pueblos germánicos acosaban las fronteras del Imperio. El emperador Teodosio I logró la paz, mediante un pacto de amistad con el jefe visigodo.

Pero Teodosio I murió en 395 dejando el imperio a sus dos hijos. Honorio en el Occidente y Arcadio en el Oriente. La muerte de Teodosio I significó para los Visigodos la ruptura de los acuerdos realizados con el Imperio y su jefe, Alarico, comenzó una campaña de depredaciones en la península balcánica. Arcadio, pretextando una disputa por Iliria, lanzó a los visigodos sobre el Imperio occidental, en el que se instalaron definitivamente. Poco después, en el 406, el Imperio Romano se vio invadido por pueblos germánicos que buscaban dónde instalarse.

En el 423, Valentiniano III sucedió en el trono a Honorio asimilando a los invasores a sus tropas mercenarias. Durante su reinado, el imperio sufrió un importante avance de los hunos, al mando de su rey Atila; pero fueron detenidos en los Campos Cataláunicos en una alianza romano-germánica. El Imperio estaba en franca disolución y en el 476 Rómulo Augusto fue depuesto por Odoacro.

Tras caer Roma, el Imperio se disgregó en diferentes reinos, llamados Reinos Romano Germánicos.

Tabla de contenidos [ocultar]
1 Los Reinos Romano Germánicos
2 La Iglesia
2.1 La organización
3 Los Godos
3.1 Los Ostrogodos y los Lombardos
3.1.1 El Reino ostrogodo
3.1.2 Los Lombardos
3.2 El reino visigodo
4 El Imperio Bizantino
4.1 Justiniano y el sueño de reunificar el imperio.
4.2 Política interna
4.3 La reconstrucción del Imperio
5 El Islam
5.1 Mahoma y el nacimiento del Islam
5.2 La religión
5.3 La conquista del mediterráneo
5.4 La invasión a la Península Ibérica
6 El Imperio Carolingio
6.1 Antecedentes: el reino franco
6.2 Carlomagno
6.3 Sociedad y economía
6.4 La organización del Imperio
6.5 Cultura y arte
6.6 La desintegración del Imperio
7 Las nuevas invasiones
7.1 Los vikingos
7.2 Los húngaros
7.3 Los Sarracenos
7.4 Los eslavos
8 Véase también
9 Bibliografía
10 Enlaces externos



Los Reinos Romano Germánicos [editar]
Europa en el 450.Con la caída del Imperio romano de occidente desapareció la idea de un Estado único y centralizado. En su lugar, surgieron pequeños reinos que fueron el punto de partida para los estados medievales y origen de los estados europeos actuales.

Los pueblos germanos habían buscado sustituir la autoridad romana por la propia si bien no era su idea destruir las instituciones romanas y su cultura pues la admiraban y consideraban superior. Más bien se produjo un proceso de fusión entre los pueblos germanos y romanos, que afectó la vida económica, política, social y cultural de todos ellos. Precisamente, es esta organización política del occidente europeo que se conoce como los Reinos Romano Germánicos.

En estos reinos se produjeron una serie de transformaciones:

La agricultura y ganadería se afianzaron como principales actividades económicas, mientras que retrocedieron el comercio y la circulación monetaria. Paralelamente, se agudizó la ruralización del territorio, ya iniciada en los últimos siglos del Imperio.
La monarquía, al comienzo electiva, se transformó en hereditaria. Los reyes gobernaron apoyados por un consejo integrado por sus guerreros más fieles y por un grupo de asesores de origen romano.
Se difundieron las relaciones de dependencia personal, propias de los pueblos germanos, en todos los niveles de la sociedad; por ejemplo, entre el jefe y sus guerreros o entre los propietarios y los campesinos. Así se perdió el concepto de ciudadano, que fue sustituido por el de encomendación o fidelidad personal.
En los primeros tiempos perdió vigencia la ley escrita, ya que los germanos se regían por la costumbre. Luego en la medida de sus necesidades, muchos reinos recurrieron a juristas romanos para redactar sus leyes, enriquecidas con aportes romanos.
La lengua se convirtió en un importante elemento de fusión. Los campesinos y los soldados germanos conservaron su lengua. En la corte, en cambio la aristocracia germana introdujo el latín. Paulatinamente el latín se fue modificando hasta dar origen a las lenguas romances, como el español, el italiano, el francés, el portugués o el Napolitano.

La Iglesia [editar]
Bautismo de Clodoveo I, rey de los FrancosAl producirse la caída del Imperio Romano, la Iglesia fue la única fuerza capaz de la idea de unidad del mundo europeo.

El elemento religioso podría haber actuado como una razón de separación entre germanos y romanos, ya que muchos eran paganos; por ejemplo, los anglosajones, los francos, los suevos, etc. Otros, como los vándalos, los burgundios, los visigodos y los ostrogodos eran arrianos.

Bajo la influencia de la Iglesia, paulatinamente todos los reinos se fueron convirtiendo al catolicismo. Su conversión permitió los matrimonios entre germanos y romanos.


La organización [editar]Cuando la iglesia se organizó, tomó de la organización de la administración romana de provincias y diócesis.

La sede del Papa, la máxima autoridad de la iglesia, era Roma. Los papas basaron su prestigio en el hecho de ser sucesores del apóstol San Pedro.

A medida que el cristianismo se difundió, en las ciudades se crearon obispados. De los obispos dependía el clero secular, dedicado a la atención espiritual de la población.

Paralelamente, surgió el clero regular. Sus miembros, los monjes, se apartaban de la vida mundana, para dedicarse a la contemplación y lograr un mayor acercamiento a Dios. Vivían en comunidades cerradas llamadas monasterios.

Durante siglos la Iglesia fue la encargada de conservar la cultura romana.


Los Godos [editar]Artículo principal: Godo

El Mausoleo de Teodorico en Ravena, la única reliquia significativa de la arquitectura de los godos.Los godos poseían una fuerte organización dinástica que les permitió adquirir una capacidad de choque y una penetración mayor que las demás tribus germánicas de la época, invadieron Dacia y se asentaron en ella a pesar de haber sido derrotados en el 214 por el Emperador Caracalla.

El contacto con el Imperio Romano prontamente introdujo cierta civilización en las tribus góticas, sobre todo en las orientales (ostrogodos), muchos de cuyos miembros decidieron integrarse en las legiones imperiales como voluntarios.

Sin embargo, la presión hostil en los confines del imperio se hizo cada vez más fuerte por obra de los visigodos, siendo una de sus causas el explosivo aumento poblacional de los bárbaros y el simultáneo ocaso de la capacidad militar del imperio. Hacia el año 247, los visigodos completaron la ocupación y conquista de Dacia, venciendo y asesinando al emperador Decio en la batalla de Attrio. Al mismo tiempo comenzaron con la invasión de los Balcanes hacia Bizancio, por una parte, y la de Italia y Pannonia, por otra.

Contra ellos lucharon los emperadores Claudio II (llamado El Gótico) y Lucio Domicio Aureliano, logrando contener sus invasiones y por casi dos siglos retrasaron su empuje hacia Occidente. Más adelante se aliaron con Constantino y se convirtieron al cristianismo por obra del obispo Ulfilas, que tradujo la Biblia a su lengua.

Las guerras entabladas entre los emperadores romanos y los gobernantes godos a lo largo de casi un siglo devastaron la región de los Balcanes y los territorios del noreste del Mediterráneo. Otras tribus se unieron a los godos y bajo el gran rey Hermanarico establecieron en el siglo IV (350) un reino que se extendía desde el mar Báltico hasta el mar Negro, teniendo como súbditos a eslavos, ugrofineses e iranios.


Los Ostrogodos y los Lombardos [editar]
El Reino ostrogodo [editar]Artículo principal: Ostrogodo

Reino ostrogodo en ItaliaEl Reino ostrogodo fue fundado por Teodorico en la actual Italia después de su victoria contra Odoacro. Teodorico organizó el Reino ostrogodo por su fuerza militar, su habilidad política y por su sabia prudencia con que interpretó la situación de los demás reinos.

En el 488, Teodorico conquista la península de Italia por orden del emperador de oriente Zenón I, de manera de sacárselo de las cercanías de Constantinopla donde sus tropas ya habían mostrado su fuerza. En la península, gobernaba Odoacro, quien antes había destronado al último emperador romano de occidente, Rómulo Augusto en 476. En 493, Teodorico conquistó Ravena lugar donde murió Odoacro en manos de Teodorico en persona. El poderío de los Ostrogodos estaba en ese momento en su cima en Italia, Sicilia, Dalmacia y en las tierras al norte de Italia. Al momento de esta reconquista, los Ostrogodos y los Visigodos comenzaron a colaborar y esa colaboración se estrechó con el tiempo haciendo de Ostrogodos y visigodos una sola nación. El poder de Teodorico se extendió sobre gran parte de Galia y España al convertirse en regente del reino visigodo de Tolosa.

Con la muerte del rey visigodo Alarico II, yerno de Teodorico, en la batalla de Vouillé contra los Francos de Clodoveo I, el rey Ostrogodo asume la tutoría de su nieto Amalarico y se reserva el dominio sobre la totalidad de hispania y sobre una parte de Galia. Tolosa pasa a manos de los Francos, pero los godos dominan Narbona y la Septimania : esta región fue la última parte de Galia en donde todavía los Godos dominaron y durante muchos años ella fue conocida como Gotia. En el 526, Ostrogodos y Visigodos se escindieron una vez más. Algunos ejemplos en los cuales todavía se ve que proceden de acuerdo se refieren a asuntos espaciados y sin importancia real. Amalarico heredó el reino visigodo en España y en Septimania. Se agregó la Provenza al dominio del nuevo rey ostrogodo, Atalarico, nieto de Teodorico por parte de su madre Amalasunta.

Ninguno de los dos soberanos pudo liquidar los conflictos que sobrevinieron en el seno de las élites godas. Teodato, primo de Amalasunda y sobrino de Teodorico por parte de la hermana de este último, le sucedió luego de haberlos asesinado cruelmente. No obstante, esta usurpación desencadenaría mayores matanzas aún. Tres reyes Godos se sucedieron en el trono en el espacio de cinco años. La debilidad de la posición de los Ostrogodos en Italia se mostró entonces con toda evidencia. El emperador bizantino Justiniano siempre se había esforzado, en la medida de lo posible, por restaurar el poder imperial sobre la totalidad de la extensión del Mediterráneo; no dejó escapar esta ocasión para actuar. En 535, encargó a su mejor general y amigo y amante, Belisario, atacar a los Ostrogodos. Éste invadió Sicilia rápidamente y desembarcó en Italia, donde tomó Nápoles, y luego Roma en 536. Luego marchó hacia el norte y tomó Mediolanum (Milán) y Ravena, la capital de los Ostrogodos, en 540. Es entonces cuando Justiniano ofreció a los Godos un generoso acuerdo -algo demasiado generoso a ojos de Belisario: el derecho a mantener un reino independiente en el noroeste de Italia, pero a condición de que lo compensaran con un tributo consistente en la mitad de su tesoro para el Imperio. Los Ostrogodos lo aceptaron.

Después de una invasión Persa al Imperio Bizantino, Belisario pudo regresar a Italia y se encontró con una situación considerablemente cambiada: Eraric había sido asesinado y la facción pro-romana de la élite goda, derribada.


Totila destruyendo las murallas de Florencia.En 541, los Ostrogodos eligieron como nuevo jefe a Totila; este godo "nacionalista", brillante general, había recuperado toda la Italia del Norte y expulsado a los Bizantinos fuera de Roma. Belisario entonces volvió a tomar la ofensiva: engañó a Totila para retomar Roma, pero perdió de nuevo la ciudad luego de que Justiniano, celoso y temeroso de su poder, le cortó el aprovisionamiento y los refuerzos. El general, avejentado, se vio entonces obligado a asegurar la defensa por sus propios medios. En 548, Justiniano lo reemplazó por el general eunuco Narsés, en quien tenía mayor confianza. Narsés no decepcionó a Justiniano. Totila fue salvajemente asesinado luego de la batalla de Taginae (Gualdo Tadino) en julio de 552, y sus partidarios Teya o Teias ( Theias ), Aligerno, Escipuarno y Gibal fueron muertos o se rindieron luego de la batalla de Mons Lactarius en octubre de 552 ó 553.

Widhin, el último jefe de que tenemos testimonio de la armada gótica se rebeló a finales de los años 550s con una ayuda militar mínima de Francos y Alamanos. La sublevación no tuvo consecuencias: los Ostrogodos se sublevaron en Verona y en Brescia, pero la revuelta terminó con la captura de su jefe, en 561. Finalmente, Widhin fue conducido para ser ejecutado allí en 561 ó 562. Una minoría, sumisa a los bizantinos y convertida al cristianismo, sobrevivió en Ravena.


Los Lombardos [editar]Artículo principal: Lombardo
En el 568, a tres años de la muerte de Justiniano, una nueva oleada de germanos provenientes de Panonia, los lombardos, se propagaron por Italia septentrional. Bajo la conducción de Albuino, conquistaron Aquileia, Verona, Milán y Pavía para luego avanzar sobre Spoleto y Benevento. Después de la muerte de Albuino en el 572, asesinado por su sucesor Clefis, siguió un período de anarquía que concluyó con la elección del hijo de Clefis, Aulario, que se esforzó por someter a los duques lombardos a su autoridad y realizar nuevas conquistas. Sus obras fueron continuadas por sus descendientes, hasta que con Liutprando los lombardos llegaron a las puertas de Roma. Más tarde, el rey Astolfo decidió invadir los Estados Pontificios. Pero el Papa Esteban II pidió ayuda al rey franco Pipino el Breve, que descendió a Italia y obligó a Astolfo a abandonar sus planes expansionistas. Carlomagno, el hijo de Pipino, acabó con el reino lombardo tras vencer a Desiderio en Pavía el 774.


El reino visigodo [editar]Artículo principal: Visigodo

En 401 dC, el rey visigodo Alarico marchó contra Italia pero fue vencido cerca de Pollentia (6 de abril de 402) y después en Verona. Probablemente el general romano Estilicón negoció con Alarico su ayuda contra otros bárbaros como Radagaiso, y se cree que le fue ofrecida la confirmación como Magister Militum y gobernador de Iliria, con unos límites que entraban en contradicción con las reivindicaciones territoriales de Oriente.

El partido nacionalista romano, tal vez instigado por el gobierno de Constantinopla, acusó a Estilicón de preparar la entrega del Imperio a Alarico y urdió un complot. Estalló una revuelta de tropas que obligó a Estilicón a refugiarse en una iglesia, siendo asesinado en el momento de salir (tras prometérsele que salvaría la vida si salía) por Olimpo, bajo órdenes del Emperador Honorio (23 de agosto de 408). Alarico regresó a Italia y obtuvo nuevas concesiones de Honorio que se había establecido en Rávena, pero una vez se retiraron los visigodos, Honorio no mantuvo sus promesas. Los visigodos marcharon hacia Roma y apoyaron la proclamación de un usurpador llamado Prisco Atalo (409), que era de origen jonio y probablemente arriano, el cual concedió a Alarico el título de Magister Militum.

Pero Atalo no quiso o no pudo cumplir sus promesas y el rey visigodo regresó a Roma, depuso al usurpador (14 de agosto de 410) y sus hombres saquearon la Ciudad Eterna durante tres días, tras lo cual la abandonaron llevándose con ellos a Atalo y a Gala Placidia, hermana de Honorio. De Roma pasaron al sur devastando Campania, Apulia y Calabria. Alarico murió en el sitio de Cosenza (410) y le sucedió su cuñado Ataúlfo. Éste pactó con Honorio la salida de Italia a cambio de la concesión del gobierno de las Galias (territorios que escapaban del control de Roma, pues se habían sometido a Constantino).

Los visigodos bajo Ataúlfo dejaron Italia (412) y fueron al sur de la Galia y el norte de Hispania.

Las largas y complejas luchas de Ataúlfo para dominar el sur de las Galias le ocuparon varios años (411 a 414). En el 414 el rey Ataúlfo, que tras una alianza con Honorio y con el Magister Militum Constancio, había vuelto a actuar por su cuenta, se casó con Gala Placidia, hermana de Honorio. Constancio fue enviado a la zona y los visigodos fueron derrotados en Narbona. Constancio logró desviar a Ataúlfo hacia Hispania (lo que le permitía conservar el sur de la Galia), y los visigodos entraron en la Tarraconense el 415. En el 416 Ataúlfo propuso una alianza con el Imperio romano, en nombre del cual se encargaría de combatir a los suevos, alanos, vándalos asdingos y silingos que ocupaban las provincias de Hispania, excepto la Tarraconense [cita requerida]. Con tal motivo Ataúlfo se trasladó a Barcino (415 o 416), pero allí fue asesinado por el esclavo Dubius, a quien se supone instigado por su sucesor Sigerico o bien por el noble Barnolfo, supuesto amante de Gala Placidia.


Territorio del reino visigodo bajo el mando de Alarico II.La cúspide del poder visigodo fue alcanzada durante el reinado de Eurico (466–84), quien completó la conquista de España. En 507, Alarico II fue derrotado en Vouillé por los francos bajo Clodoveo, quien perdió todas sus posesiones al norte de los Pirineos. Toledo fue declarada la nueva capital visigótica, y la historia de los visigodos se convirtió esencialmente en la historia de España. Para mayores referencias, se puede consultar la página de la Hispania visigoda.

El Reino Visigodo fue debilitado por las guerras con los francos y los vascos y la penetración bizantina en el sur de España. El reino recobró su vigor al final de la sexta centuria bajo Leovigildo y Recaredo. La conversión de estos dos reyes al catolicismo facilitó la fusión de las poblaciones visigoda e hispanorromana. El rey Recesvinto impuso (hacia 654) la ley visigótica común a ambos súbditos godos y romanos, que hasta entonces habían vivido bajo diferentes códigos legales (ver leyes Germánicas). Los Concilios de Toledo se convirtieron en la fuerza principal del estado visigodo, como consecuencia del debilitamiento de la monarquía.

El rey Wamba, sucesor de Recesvinto, fue depuesto por una guerra civil, que luego se tornó en una contienda generalizada a todo el reino. Cuando el último rey, Roderico, alcanzó el trono, sus rivales se avocaron al líder musulmán Táriq Ibn Ziyad, quien, con su victoria (711) en una batalla cerca de Medina Sidonia, terminó con el Reino Visigodo e inaugura el período islámico en la historia de España.


El Imperio Bizantino [editar]Artículo principal: Imperio Bizantino
Desde la irrupción de los pueblos germanos en el occidente de Europa, los emperadores del Imperio Bizantino, añoraron el tiempo en que Roma dominaba todo el Mediterráneo. Uno de ellos, Justiniano, intentó restaurar la universalidad del Imperio


Justiniano y el sueño de reunificar el imperio. [editar]Artículo principal: Justiniano I

Justiniano IJustiniano llegó al trono del Imperio Romano de Oriente en el año 527. En ese momento, el territorio del imperio comprendía la península balcánica, Asia Menor, Siria, Palestina y Egipto. Justiniano creía que el mundo cristiano debía tener una única autoridad política: el emperador bizantino. El programa de Justiniano se basaba en las ideas de Unidad y Romanidad. La Unidad implicaba reconquistar Occidente (después de vencer a los reyes germánicos) y la Romanidad, recuperar los territorios que habían integrado el Imperio Romano, especialmente la ciudad de Roma. El gobierno de Justiniano es considerado uno de los períodos más brillante de la larga historia del Imperio Bizantino. Durante esos años, el esplendor alcanzado por Constantinopla se puso de manifiesto en la construcción del palacio y de la basílica de Santa Sofía, dos edificios que Justiniano ordenó erigir en la ciudad.


Política interna [editar]Justiniano sostenía que Las leyes son para las sociedades lo que la medicina es para la enfermedad. Se preocupó, entonces, por lograr la unidad legislativa del imperio apoyándose en el Derecho romano. Realizó una nueva versión de los antiguos derechos romanos, haciendo así, una obra de 62 volúmenes titulada Corpus Iuris civilis (Compendio del derecho civil)

El emperador también emprendió la reforma del Estado: reorganizó la administración central, mejoró la recaudación de impuestos y robusteció las finanzas para solventar una organización civil y militar más eficiente.

Influido por las monarquías orientales, Justiniano creó un ceremonial en la corte, que tendía sacralizar su persona, y se convirtió en una monarquía teocrática.





La reconstrucción del Imperio [editar]
Mapa del Imperio Bizantino en 550. Las conquistas de Justiniano aparecen en verdeCon la ayuda de los generales Belisario y Narsés, Justiniano se apoderó del reino de los vándalos del norte de África, de Córcega, de Cerdeña y de las islas Baleares, venció a los ostrogodos y reconquistó Italia, y ocupó el sudeste del reino de los visigodos, en España.

Con la conquista de esos territorios, volvió a renacer en el ámbito mediterráneo la idea de universalidad del Imperio.

Poco tiempo después de la muerte de Justiniano, los bizantinos perdieron los territorios conquistados en Europa occidental. Los lombardos (otro pueblo germano) invadieron el norte de Italia, los visigodos recuperaron España y, por la frontera del Danubio, los eslavos penetraron en la península balcánica. En los siglos siguientes, otos pueblos fueron ocupando los territorios imperiales: los árabes, los ávaros, los búlgaros y, finalmente los turcos.

La amenaza y las constantes invasiones por parte de diferentes pueblos atraídos por las riquezas o por el deseo de dominar la circulación en el Mediterráneo, fue privando a Bizancio de regiones que proveían al imperio de materias primas, como es el caso de Asia Menor, su principal fuente cerealera y lugar de reclutamiento de las tropas. Sin embargo a pesar del caos político y del debilitamiento económico, el Imperio Romano de Oriente se mantuvo hasta 1453.


El Islam [editar]Artículo principal: Historia del Islam

Mahoma y el nacimiento del Islam [editar]Artículo principal: Mahoma

Mahoma recibiendo la revelación del ángel Gabriel en una miniatura iraní del siglo XV. Aquí el profeta aparece con el rostro descubierto, algo que no es habitual.Mahoma (árabe: Muhámmad o Mohámed) nació en La Meca (Arabia) en el año 570 d.C. Huérfano, fue criado por un tío y se dedicó desde muy joven al comercio de caravanas. Tomó contacto con las dos grandes religiones monoteístas, la judía y la cristiana. En los comienzos del siglo VII, comenzó a predicar, entre los árabes, tras una profunda crisis espiritual, la existencia de un dios único: Allah, revelación transmitida en sueños por el arcángel Gabriel. El mensaje religioso ofrecía a los fieles la posibilidad de salvación el día del Juicio Final, venerando a Allah con sumisión incondicional (Islam). Si bien la prédica de Mahoma fue bien recibida por los estratos más pobres de la población, atraída por las promesas de justicia y de una vida ultraterrena, encontró la hostilidad entre la aristocracia mercantil.


Al momento de su muerte en el año 632 Mahoma había logrado unir toda la península arábica.En el año 622, Mahoma debió abandonar la ciudad, para trasladarse a Yatreb, llamándose posteriormente por él “ciudad del profeta”, o Medina. Este exilio es conocido como Hégira, inicio de la era musulmana. Aquí fue bien recibido por los clanes árabes y hebreos rivales de La Meca y nombraron a Mahoma jefe religioso, político y militar. Dadas las dificultades económica de sus compañeros debió recurrir a una antigua costumbre árabe de saqueo, convirtiéndola en guerra santa (yihad) contra los enemigos del Islam. El profeta de Allah logró unir a todas las tribus árabes del desierto, hasta llegar a La Meca en el año 630. En el 632 tras la muerte de Mahoma todo el mundo árabe se encontraba unido, iniciando un periodo de conquista y expansión.


La religión [editar]Artículo principal: Islam

El símbolo del Islam.El Islam (árabe: الإسلام; al-islām) es una religión monoteísta basada en el Corán, libro sagrado cuyos fieles creen que fue enviado por Dios (árabe: Allāh) a través de Mahoma. Los seguidores del Islam, conocidos como musulmanes (árabe: مسلم; muslim), creen que Mahoma fue el último de una serie de profetas enviados por Dios, que incluyen a Abraham, Noé, Moisés y Jesús. La mayoría de ellos considera el registro histórico de las acciones y las enseñanzas del Profeta Mahoma relatadas en la Sunna y el Hadiz como medios indispensables para interpretar el Corán.

De la misma manera que el Judaísmo y el Cristianismo, el Islam se halla clasificado como una religión abrahámica. Con dichas religiones comparte diversos aspectos enmarcados en la creencia, como la devoción de los mismos profetas, etc. Se estima que hay en la actualidad mil cuatrocientos millones de musulmanes, haciendo del Islam la segunda religión del mundo en relación a su número de fieles.

El principal concepto del Islam es la existencia de un solo Dios. El monoteísmo es absoluto. En árabe, Dios es llamado Allāh (que ha dado en castellano Alá). Los musulmanes consideran que Allāh es el mismo Dios venerado por el cristianismo y el judaísmo, es decir, el Dios de Abraham. Los musulmanes, sin embargo, rechazan la teología cristiana referente a la Trinidad de Dios. La doctrina de la Trinidad considera a Jesús el hijo de Dios. Según los musulmanes, tanto esto como la veneración de santos en el Cristianismo católico romano y en la Iglesia Ortodoxa equivalen a una religión politeísta.

No existen imágenes de Dios en la religión ni en la cultura musulmana, por cuanto tal representación artística ocasionaría una idolatría, concepto que es rechazado por el Islam. Los musulmanes consideran que Dios no tiene forma corporal; y, por tanto, su imagen es imposible representarla. En su lugar, los musulmanes describen a Dios por los divinos atributos que se definen en el Corán. Todos los capítulos o azoras del Corán, excepto uno, comienzan con la frase de "En el nombre de Alá, el Compasivo, el Misericordioso".


La conquista del mediterráneo [editar]
El territorio del Califato en el año 750La muerte de Mahoma en el 632 crea un problema sucesorio, que recayó en los parientes más cercanos, que fueron llamados califas, que eran los jefes de todos los creyentes. Así fueron elegidos los primeros cuatro califas. En este periodo realizaron conquistas fuera de Arabia, al nordeste de África (Egipto), Mesopotamia, Persia, Siria y Palestina. A la muerte de Alí, el yerno de Mahoma, en el 661 la familia de los Omeya que ejercían la gobernación de Siria, se apoderó del califato y trasladó la capital a Damasco fundando la dinastía de los oméyades (omeyas) que mantuvieron el imperio hasta mediados del siglo VIII.

Conquistaron luego el Magreb y la Península Ibérica, intentaron cruzar los Pirineos y alcanzar el interior de Europa, pero fueron detenidos en Poitiers, en el centro de la Francia actual. Hacia el este llegaron hasta el Turquestán y el río Indo.


La invasión a la Península Ibérica [editar]En el 711 los musulmanes invadieron la Península Ibérica apoderándose del reino visigodo. La conquista fue rápida. Diversas causas la favorecieron:

La monarquía visigoda atravesaba una etapa de crisis por las presiones y luchas de los nobles que pretendían apoderarse del trono.
La población favoreció a los invasores a causa de los malos gobiernos de los reyes visigodos.
Desinterés de la población por los asuntos de estado y por integrar el ejército.
El único territorio sin conquistar fue el norte de la península y desde allí los cristianos desarrollaron una lenta reconquista del territorio. El dominio del Islam se mantuvo por ocho siglos ejerciendo una gran influencia en la vida política, económica y cultural de la península.


El Imperio Carolingio [editar]Artículo principal: Imperio Carolingio
El Imperio Carolingio (768-814) fue fundado por el rey de los francos, Carlomagno.





Antecedentes: el reino franco [editar]
Clodoveo ILos francos, pueblo germano de la zona del Rin que se estableció en la Galia en el siglo V, estuvieron gobernados por reyezuelos durante años hasta la unificación que hizo Clodoveo, nieto de Meroveo y fundador de la dinastía Merovingia. Bajo su mando extendió el reino por toda Francia y expulsó del reino de Tolosa a los visigodos en la batalla de Vouillé el año 507.

Los sucesores de Clodoveo fueron llamados reyes holgazanes, puesto que se despreocuparon de los temas de gobierno y los dejaron en manos de mayordomos de palacio, que asumieron los poderes administrativo y militar, constituyéndose en una dinastía paralela a la que reinaba. En 732, el mayordomo Carlos Martel ("El martillo") frenó la invasión musulmana a Occidente en la batalla de Poitiers. Su hijo Pipino el Breve se proclamó rey de los francos, iniciando la dinastía carolingia. Además, se enfrentó a los lombardos, que invadieron Italia en torno al año 750, y conquistó unas tierras que entregó al papa y que desde entonces constituyen los Estados Pontificios, teniendo así la bendición de la Iglesia para su Imperio.


Carlomagno [editar]Artículo principal: Carlomagno

Carlomagno según una ilustración de Alberto Durero (1511)
Carlomagno coronado por el papa León III.Pipino dejó en herencia el reino a sus dos hijos, Carlos y Carlomán, pero éste último se retiró a un monasterio y murió muy pronto (771), con lo que quedó Carlomagno como único soberano del Imperio.

Carlomagno, que era nieto de Carlos Martel, inició una política de expansión territorial para intentar restaurar el antiguo Imperio Romano de Occidente, lo que le hizo enfrentarse a bizantinos, musulmanes y germanos. Extendió su Imperio por las actuales Francia, Italia y Alemania occidental; y de forma más discontinua por territorios fronterizos en España (norte de Cataluña y zona pirenaica, con pretensiones no realizadas de llegar al Ebro), Alemania oriental, Austria y Hungría. Estableció la capital en Aquisgrán, en la zona oeste de Alemania.

El papa León III proclamó a Carlomagno emperador en la iglesia de San Pedro (Roma) el día de Navidad del año 800.

Tras su fallecimiento en 814, su hijo Ludovico Pío (o Luis el Piadoso), que era de carácter débil y muy manipulable, asumió la corona del Imperio. El Imperio fuerte y consolidado que heredó entró en decadencia tras las luchas internas por el poder, fomentadas en parte por sus hijos.


Sociedad y economía [editar]Durante la época carolingia se desarrolló la idea de que las sociedad estaba en tres categorías de hombres:

Los Oratores eran los integrantes del clero. Con sus oraciones intentaban salvar las almas de la Sociedad.
Los Bellatores, los guerreros, protegían a la población con sus armas.
Los Laboratores, eran fundamentalmente los campesinos, que eran los encargados de conseguir el alimento para la sociedad.
La economía del imperio era básicamente agrícola, ya que la tierra era la principal fuente de riqueza. Las técnicas agrícolas eran muy rudimentarias, lo que producía un bajo rendimiento de la tierra. La economía era prácticamente de subsistencia y el comercio estaba poco desarrollado.


La organización del Imperio [editar]Carlomagno dividió el territorio en marcas y condados:

Marcas: territorios defensivos localizados en las fronteras del Imperio. Estaban gobernadas por duques o marqueses, que tenían el mando de un ejército. Las marcas eran la Marca Hispánica, la Marca Sajona, la Marca Bretona, la Marca Lombarda y la Marca Ávara.
Condados: zonas gobernadas por condes, que nombraba el rey y les otorgaba poder militar, administrativo y judicial. Todo lo que no eran marcas eran condados, correspondiendo a toda la zona no fronteriza del imperio.
El máximo poder del Imperio residía en el emperador, que tenía poder para convocar las armas, administrar justicia y designar a los nobles que gobernaban los territorios.

Los inspectores de palacio o missi dominici eran los encargados de que los marqueses y los condes gobernaran según las directrices del Emperador. Para ello acudían en parejas a los territorios a comprobar el cumplimiento de las leyes.

El palacio o corte era el núcleo de la Administración y estaba dirigido por un chambelán, sucesor del cargo de mayordomo de palacio. A su cargo estaban el copero, responsable de la bodega; el mariscal, responsable de la caballería y el establo; y el senescal, responsable de los asuntos de la corte. Las otras instituciones de la Administración eran la cancillería, que dirigía los asuntos civiles y eclesiásticos, así como el tribunal palatino, que aplicaba las leyes a los habitantes del Imperio.


Cultura y arte [editar]Artículo principal: Renacimiento carolingio
Artículo principal: Arte carolingio

Evangeliario de Godescalco, h. 781-783; una típica pintura carolingiaSe suele conocer a este periodo del entorno del año 800 con el nombre de Renacimiento carolingio, no tanto porque diera origen a algo similar al Renacimiento del siglo XV, sino por comparación con la decadencia cultural del periodo anterior, al que suele llamarse Edad Oscura.

Carlomagno (como la mayoría de los hombres de su tiempo, incluidos los nobles y muchos clérigos) no sabía leer, ni escribir, ni siquiera aritmética. No obstante, intentó elevar el nivel cultural del Imperio creando la Escuela Palatina de Aquisgrán, y puso en su dirección al célebre Alcuino de York. En ella se formaron él, sus hijos y todos los funcionarios de la corte.

Esta Escuela se convirtió en modelo para la fundación de otras en toda Europa. Divulgó las artes, las ciencias, las letras y todo el conocimiento de la Antigüedad con sus materias:

Trivium: retórica, gramática y dialéctica.
Quatrivium: geometría, astronomía, aritmética y música.
El arte carolingio estaba basado fundamentalmente en dos estilos: el arte clásico griego y el arte cristiano, pero con algunas influencias de sus vecinos bizantino e islámico.

Escultura: Los ejemplos conservados son muy escasos, si bien las esculturas de marfil han sobrevivido y son de una gran belleza.

Arquitectura: La arquitectura carolingia se reflejaba en edificios religiosos y algunos palacios. Se caracteriza por usar la planta de cruz latina de tres naves; arcos de medio punto, de herencia romana; cubiertas de madera; columnas con capiteles esquemáticos y pilares cuadrados y cruciformes.

Mosaicos y miniaturas: Entre las obras de arte más notables de esta época, sobresalen los mosaicos y las miniaturas que ilustran los Evangelios, además de la orfebrería que decoraba todos sus templos.


La desintegración del Imperio [editar]
La disgregación del Imperio carolingio tras el Tratado de Verdún.A la muerte de Carlomagno en el 814, lo sucedió su hijo Ludovico Pío. De carácter débil, no logró mantener la unidad del Imperio. Debió hacer frente a los levantamientos de la nobleza, a las luchas entre sus hijos por la sucesión al trono y a la llegada de los nuevos invasores.

Tras la muerte de Ludovico Pío se reanudaron las guerras fratricidas, que culminaron con el tratado de Verdún. El imperio se dividió en tres partes:

Luis el Germánico obtuvo tierras al Este del Río Rhin, es decir Francia oriental o Germania.
Carlos el Calvo recibió la Francia Occidental.
Lotario adquirió el título imperial, y el territorio entre los de sus hermanos, Lotaringia.
En medio de la fragmentación existente, el Papa se mantenía como la máxima autoridad de la cristiandad.


Las nuevas invasiones [editar]Entre los siglos IX y X, Europa occidental se vio sacudida por los ataques de pueblos normandos, sarracenos, húngaros y eslavos. Las nuevas invasiones eran fundamentalmente expediciones y saqueo y ocasionaron inestabilidad y temor durante largo tiempo.

Las invasiones cambiaron el mapa político de Europa y arruinaron por completo el comercio. Ante el clima de desamparo e inseguridad, se consolidaron los poderes locales: los señores se organizaron para defender sus tierras y dar protección a los más débiles, sentando las bases del futuro feudalismo.


Los vikingos [editar]Artículo principal: Vikingo

Representación del siglo IXLos vikingos o normandos, pueblos provenientes de Escandinavia, fueron los primeros en invadir el Imperio Carolingio. Cuando comenzó el desplazamiento invasor de los vikingos, Carlomagno ordenó defender las costas construyendo torres vigías. A su muerte, la situación empeoró, puesto que los vikingos establecieron campamentos permanentes y más tarde formaron el Ducado de Normandía al norte de Francia.

También se desplazaron hasta el litoral español donde combatieron contra los musulmanes. Llegaron a las costas de Marruecos y penetraron en el Mediterráneo. Ocuparon el Sur de Italia, las Islas Británicas, Islandia, Groenlandia y, desde allí, navegaron hacia las costas de América.


Los húngaros [editar]Artículo principal: húngaro
Los húngaros eran un pueblo de jinetes nómades de origen mongol, emparentados con los Hunos. Atacaron violentamente las fronteras del Este del Imperio Carolingio, expulsaron a los campesinos y a los misioneros cristianos. Finalmente, se establecieron en las llanuras de la cuenca del Danubio, la actual Hungría, donde construyeron una monarquía y se convirtieron al Cristianismo


Los Sarracenos [editar]Artículo principal: Sarracenos
Los sarracenos eran piratas musulmanes que desde la península ibérica y el norte de África, atacaron las Costas de Francia e Italia. Sus expediciones llegaron hasta Roma. Aunque su principal objetivo era obtener botín, se instalaron en Sicilia.


Los eslavos [editar]Artículo principal: Eslavo
Desde la región comprendida entre los ríos Elba y Dnieper, los eslavos se expandieron y ocuparon parcialmente, todo el Este de Europa.

Una rama de los Eslavos atravesó el territorio de la actual Rusia. Allí se unieron con los normandos procedentes de Suecia y fundaron el Principado de Kiev, considerado el primer Estado ruso, desde donde establecieron relaciones comerciales con Bizancio y el Islam.


Véase también [editar]Edad Media
Historia
Historiografía
Historia de España
Baja Edad Media

Bibliografía [editar]José Luis Romero, La Edad Media, Fondo de Cultura Económica, Argentina, 1979.
Édouard Perroy y otros, La Edad Media Tomo I, Destinolibro, España, 1980.
Santiago Montero Díaz, Introducción al estudio de la edad media, 1948.
Enrique Gallego Blanco, Relaciones entre la Iglesia y el estado en la edad media, 1973, Ediciones de la Revista de Occidente.

Enlaces externos [editar]Medievalismo.org, web en varios idiomas.
Vida cotidiana en la Alta Edad Media Occidental
Edad Media
http://www.newgenevacenter.org/west/middle2.htm The Early Middle Ages (450 - 1050 AD) By Miles Hodges (Enlace roto. Disponible en Internet Archive el historial y la última versión.)
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domingo, 28 de octubre de 2007

cristiano

ROBERTO ORELLANA(video cristiano)

la repercusion de los cristianos

Las consideraciones acerca de las repercusiones de la II Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM) realizada en Medellín en las organizaciones eclesiales en Colombia, supone una rápida mirada al tipo de institución eclesiástica que sirvió de anfitriona al “acontecimiento mas importante para la Iglesia de América Latina y quizá del continente (...) en el siglo XX” [1] y a los hechos que de aquí se desprendieron en el momento mismo de la realización de la Conferencia de obispos.

Los cambios políticos ocurridos en Colombia el final de la década de los cincuenta que significaron “El proceso de unificación política de las clases dominantes, iniciado por el pacto constitucional del Frente Nacional” [2] significó también la consolidación de las buenas relaciones entre la jerarquía católica y los partidos tradicionales que habían dado a la Iglesia un puesto de privilegio como “eje de la unificación nacional”, [3] y propició “cierto regreso a la confesionalidad del Estado.“ [4] A partir de aquí la Iglesia entró a avalar el proyecto político del Frente Nacional con todo lo que significó de restricción democrática y de mantenimiento de estructuras legitimadoras de un modelo socioeconómico incapaz de dar soluciones a los múltiples problemas que una sociedad en cambio demandaba

En condiciones tan favorables en las relaciones Iglesia-Estado, la jerarquía católica continuó atada a unas estructuras eclesiásticas profundamente jerarquizadas, cerradas y autoritarias; y ligada también a unas instituciones políticas y civiles que se veían desbordadas por los cambios sucedidos tanto en el campo nacional como internacional. De igual manera la ampliación de los problemas políticos, socioculturales y económicos del país y las posibles salidas que muchos reclamaban, chocaban con las respuestas tradicionales de la Iglesia centradas en una labor social de tipo asistencialista y en una tradicional actitud defensiva frente al comunismo, sin acercarse a analizar los factores estructurales que generaban tales problemas.

Lo anterior era una parte del panorama de la Iglesia colombiana al asomarse la década de los sesenta. Otro aspecto que se percibía, venía de los proceso que hacia los años cincuenta empezaron a gestarse en la arquidiócesis de Bogotá y en otras diócesis, hechos que permitieron vientos renovadores entre el clero. Gustavo Pérez Ramírez, en su obra sobre Camilo Torres Restrepo [5] señala la tarea del cardenal Crisanto Luque, quien con una “visión abierta a la modernizacón de la Iglesia” envío sacerdotes a estudiar sociología en el exterior, (entre ellos Camilo Torres y el mismo Gustavo Pérez) aprobó la creación de un centro de investigaciones socio-religiosas y fortaleció las parroquias del suroccidente de la ciudad. Más adelante se impulsaron en varias diócesis “movimientos renovadores de la Pastoral” con la creación de equipos de trabajo entre el clero y en los que participaban laicos. La Unión Parroquial del Sur en Bogotá, fue manifestación de estos movimientos.

Un poco más atrás, hacia finales de los años cuarenta, la presencia en el país de un grupo de sacerdotes franceses de la Orden Dominicana, representó una significativa influencia entre laicos católicos, el grupo de Testimonio dirigido por Hernéan Vergara, y particularmente en Camilo Torres, por la difusión que hizo del Catolicismo Social y el compromiso vivencial del cristianismo. [6] Aunque lentamente ya empezaban a filtrarse en la Iglesia algunos vientos renovadores.

Las experiencias de los sacerdotes obreros en Francia fue conocida en Colombia. El jesuita André Rétif, escribía desde París crónicas sobre “este apostolado excepcional y peligroso” y mostraba las dificultades que presentaba entre los sacerdotes tal experiencia al señalar “la disminución, al parecer en algunos, del sentido sacerdotal. Y más generalmente cierto deslizamiento intelectual hacia las posiciones marxistas.” [7] Aunque la lectura de publicaciones como la Revista Javeriana no era masiva por parte de los católicos, ni siquiera de todo el clero, los que tenían acceso a ella, se informaban de las nuevas experiencias pastorales que se gestaban en algunas partes de Europa.

A pesar de lo anterior, el momento del Concilio Vaticano II (1962-1965) tomó a la Iglesia colombiana y a la jerarquía en particular, acomadada a los privilegios que un Estado casi confesional le otorgaba, sin mayores retos de pastoral y evangelización ante la creencia de una inmensa mayoría de población católica en el país. Por eso las decisiones del Concilio, al decir de varios autores, [8] solamente fueron acatadas por los obispos colombianos en su parte puramente formal: reforma litúrgica, que se venía preparando desde los años cincuenta bajo el pontificado de Pío XII, que incluía sencillez en los ritos y la utilización de la lengua vernácula en los mismos; y una mayor simplicidad en la vestimenta de los clérigos y de las religosas.

Puntos como el diálogo de la Iglesia con el mundo, en el que se respetara su autonomía temporal, la concepción de que la Iglesia estaba al servicio de los hombres y que urgía una nueva forma de acercamiento a los creyentes y no creyentes; el reconocimiento del papel de los laicos, y el ecumenismo, que proclamaban la apertura de la Iglesia y una nueva concepción de su “peregrinaje,” fueron conocidos y divulgados pero no fielmente interpretados.

La percepción de un nuevo espacio histórico de la Iglesia y su papel frente a los diferentes procesos sociales, generó grandes expectativas y crisis de ubicación en varios sectores del clero y de los religiosos de América Latina en general y de Colombia en particular, con consecuencias que en este sector del mundo, sobrepasaron las intenciones conciliares. [9]

Para la fecha de la reunión de Medellín, los obispos colombianos venían de enfrentar, con intransigencia y poco fortuna para todos, al padre Camilo Torres, quien, en una actitud radical ingresó la guerrilla. Culminando así de manera abrupta la carrera política que inició al vincularse, mediante la acción pastoral, no sólo al estudio de múltiples y graves problemas del país, sino a núcleos estudiantiles e intelectuales que presionaban a favor de cambios radicales. La experiencia adquirida en este campo, el análisis de la situación nacional, apoyado en el análisis sociológico, junto a una visión más crítica de la realidad existente, le suministraron elementos para optar por una salida diferente a la asumida hasta entonces por la Iglesia colombiana, representada en acciones asistenciales, unida a la prédica de un discurso impregnado de resignación cristiana frente a los problemas de los sectores populares y a la de cierta complacencia o indiferencia en torno a la acción de los grupos sociales dominantes.

Camilo asumió su rol en la perspectiva del compromiso con los pobres. Inició la acción política en las ciudades y planteó la necesidad de la unidad de la izquierda. Se constituyó en el precursor, en América Latina, del acercamiento entre marxistas y cristianos. Al poco tiempo de estar en la actividad política ya era un incomprendido por la jerarquía y “sujeto de cuidado” al que presionaron los organismos del Estado que lo acosaron sin tregua en su actividad legal. Los diferentes grupos de izquierda, sumergidos en el sectarismo rampante de los años sesenta, “se peleaban a Camilo” y cada uno pretendió utilizarlo para su exclusivo beneficio. Ante la imposibilidad de aglutinar un movimiento que unificara a las diferentes denominaciones de la izquierda, Camilo creyó que se había agotado su papel en una lucha legal esterilizada por la represión. A finales de 1965 ingresó a la guerrilla del ELN, cuatro meses más tarde, el 15 de febrero de 1966, murió en un enfrentamiento del grupo subversivo con el ejército. [10]

Tal vez si la jerarquía, el clero, y los medios de comunicación hubieran estado más atentos a las discusiones ocurridas durante el Concilio en relación con el nuevo papel de la Iglesia en el mundo, hubieran comprendido a Camilo y no se hubiera desatado la presión que lo llevó en últimas, a una decisión tan radical. Porque Camilo no estaba alejado en la motivación de su acción pastoral y en la interpretación de la misión de la Iglesia y de su compromiso con los pobres, de los planteamientos del Concilio. Sin temor a sobredimensionar su significación se puede señalar que Camilo se anticipó en mucho a asumir las recomendaciones conciliares.



La dolorosa muerte de Camilo, ocurrida a los dos meses de terminado el Concilio, no apagó la discusión ni la reflexión sobre su compromiso y el significado de éste y su legado empezó a repercutir dentro de la Iglesia del continente. Aunque no haya una relación de causalidad, visto los hechos con la distancia de los años, se puede señalar que en muchos de los acontecimientos que siguieron en la Iglesia de América Latina y de Colombia, como la conferencia de Medellín, las organizaciones de sacerdotes como Golconda, SAL o la Teología de la Liberación, estuvo presente el “hecho Camilo”. [11]

De la reunión de Medellín se desprendieron varios hechos significativos para la Iglesia colombiana. Primero, el afán de los obispos del país de bajarle el tono al documento final del Medellín que había sido presentado en enero de 1968 para el estudio de la distintas conferencias episcopales y que como se sabe mostraba en un lenguaje desusado para muchos sectores de la Iglesia, la situación de “pecado, de hambre, de miseria, y de opresión” a que estaban sometidos grandes grupos de población de América América Latina o del “poder ejercido injustamente por ciertos sectores dominantes,“ de las “tensiones internacionales y necolonialismo externo” y de la situación de injusticia por la que pasaba América latina y que “puede llamarse de de violencia institucionalizada”. Los obispos colombianos elaboraron un “Contra-documento (que al decir de un historiador) deja la impresión de querer decir: todo eso está muy bien para otras partes... pero en Colomiba es diferente” [12] .

En el documento de la Conferencia Episcopal colombiana de mayo 31 denominado: Anotaciones de tipo general sobre el documento básico preliminar para la II Conferencia General del Episcopado latinoamericano [13] se leen argumentos como: “La tónica general del documento parece ser muy negativa y pesimista. El hecho de excluir sistemáticamente la presentación de los apreciables valores existente hacer ver aún más severo su juicio sobre la actuación de la jerarquía y del Clero y en general sobre la vida de la Iglesia en el Continente. (...) Las consideraciones teológicas y pastorales aparecen muy pobres frente al diagnóstico de la realidad latinoamericana. (...) En todo el documento se nota una óptica más sociológica que pastoralista. (...) El diagnóstico presentado es por demás incompleto ya que los elementos utilizados se puede afirmar que se reducen sólo a tres: situaciones de cambio profundo y rápido, explosión demográfica y marginalidad.”

En relación con la reflexión teológica, señala: “su contenido parece vago y deficiente. Sería de desear una más amplia fundamentación en las fuentes teológicas.” Sobre la parte de “...prioridades pastorales (anota), es definitivamente pobre y llena de lugares comunes de la sociología contemporánea en su expresión latinoamericana...”

Luego señala las prioridades que los obispos consideran debe contener el documento: Pastoral familiar, educación y pastoral social. En los dos últimos puntos pasa a reseñar una serie de estadísticas. Indica el número de colegios, universidades y cursos que para formación de líderes sindicales o de cooperativimo realizaban las instituciones de la Iglesia .

En esto el documento muestra un episcopado acostumbrado a hacer inventarios de obras y de acciones, pero poco dado a la evaluación y a la autocrítica que hubiera permitido ver de manera objetiva la realidad.

Es decir, aparece la cautela y moderación de un episcopado que cree que en general cosas están bien o que quiere guardar su imagen y aunque aceptaba reconocer algunas fallas en la acción de la Iglesia como el paternalismo, la falta de mentalidad social, de practicismo, la desconfianza y la falta de coordinación, señalaba que es “necesario desvanecer la falsa idea de que la Iglesia es y ha sido aliada de los ricos como insidiosamente tratan de presentarla al mundo” [14]

Hablamos del episcopado colombiano, pero es justo reconocer que seguramente no todos estarían de acuerdo con lo señalado en el documento que vengo citando. Se desprende la apreciación de las posiciones adoptadas antes y después de la reunión del Celam por obispos como Gerardo Valencia Cano, Rubén Isaza Restrepo, Tulio Botero Salar y Raúl Zambrano Camader y tal vez de otros, pero que dadas las condiciones de la Iglesia colombiana, del espíritu de cuerpo existente en estas organizaciones y de la época, les quedaba muy difícil pronunciarse públicamente.

Veamos algo de lo que en 1969 señalaba el obispo de Facatativá, Raúl Zambrano Camader en relación con la situación del país: “Nuestras estructuras socio-económicas y políticas están impidiendo a las masas marginadas el acceso a los elementos de la cultura y a las posibilidades de su realización humana. Es decir les están haciendo imposible el ejercicio de sus derechos fundamentales.” [15] Declaración muy a tono con el documento de Medellín.

Un segundo hecho es la respuesta que se suscitó fundamentalmente entre el clero y de manera minoritaria entre las religiosas y algunos laicos. Durante el desarrollo de la reunión del CELAM, se realizaron en Medellín una serie de reuniones de reflexión y discusión entre laicos organizados alrededor de la parroquia de Santo Domingo y de su párroco el padre Gabriel Díaz.* Javier Darío Restrepo en su libro sobre Golconda [16] muestra cómo transcurrieron estas reuniones. Se realizaron en 9 sitios diferentes de la ciudad, una reunión cada día. Se pretendió, como objetivo generar una reflexión acerca de la paz, la justicia social, el papel de los laicos, la función de los párrocos y los obispos. El padre Gabriel Díaz se convirtió en el correo que hacía saber a unos y a otros lo sucedido en las dos reuniones, la de las calles y sitios públicos de Medellín y la del CELAM. El propósito de mantener la relación obispos-pueblo de una manera diferente, se logró. Fue una experiencia audaz que despertó inquietudes y malestar entre algunos obispos, en especial entre los prelados colombianos. La prensa la mal interpretó, habló de un contra-Celam y al final hasta la fuerza pública intervino para dispersarlos. Sin embargo, mostró una comunidad de sacerdotes y laicos queriendo involucrarse de manera más directa en un acontecimiento eclesial, del que pensaban todos, debía señalar nuevos caminos para la Iglesia en el continente.

La prensa registró distintas manifestaciones del clero, entre ellas una carta de 300 sacerdotes latinoamericanos, incluidos algunos colombianos, donde se hacían exigencias a los obispos acerca de “condenar la violencia instalada y no cerrar las puertas a la legítima defensa de las clases desposeídas y abogan, por una Iglesia audazmente comprometida en los cambios sociales del Continente.” [17] Hubo otra comunicación firmada por 30 párrocos de Medellín en la que pedían a los obispos “una politización que haga más eficaz la caridad con el prójimo (...) y urgen a sus obispos a dar una respuesta auténtica a la sed de justicia de las grandes masas del Continente.” [18]



A pesar del interés que se expresó alrededor de las gentes y del párroco de Santo Domingo en Medellín y de las comunicaciones anotadas antes, en la generalidad de la Iglesia las expectativas de los acontecimientos vividos en agosto de 1968 por la Iglesia colombiana se centraron fundamentalmente en la visita del Papa y en el Congreso Eucarístico.

Me atrevería a decir que para la inmensa mayoría de los católicos colombianos, la Conferencia de Medellín y el contenido de sus discusiones, por lo menos en ese momento, pasó desapercibida a pesar de las excelentes crónicas de periodistas tan reconocidos como Javier Darío Restrepo. Y es que nuestro pueblo por varios factores no consume la prensa, no lee. Además el énfasis dado en la preparación de los acontecimientos de agosto de 1968 se centró en el Congreso Eucarístico y en la movilización masiva hacia los actos presididos por el Papa que en palabras de Rodolfo de Roux [19] se pueden mostrar así:

Para unos (los más) fue ésta una conmovedora manifestación de religiosidad y devoción; para otros (los menos) constituyó una muestra de veneración mítica y deformada de la persona del papa.”

La anterior apreciación la corrobora una ex-religiosa al comentar sus vivencias durante estas fechas:

“Los acontecimientos de agosto del 68 en la Iglesia colombiana se centraron básicamente en la preparación para el Congreso Eucarístico. Por lo menos dentro del grupo de religiosas en que me movía, lo de Medellín se veía como una reunión de obispos, pero no se le daba la trascendencia que se merecía porque no se tenía información, porque esos temas eran poco discutidos. Se veían como asuntos propios de los obispos y los sacerdotes y de pronto información para las superioras. Todo se orientó a la venida del Papa y a preparar una catequesis alrededor del Congreso Eucarístico. Pero algo que me cuestionó y avergonzó de mi ignorancia en relación con la Conferencia de Medellín, fue la conversación que sostuve, pasada la reunión del CELAM, con un preso del ELN que en la cárcel L,a Modelo me preguntó mi opinión acerca del encuentro de los obispos. Yo no sabía nada concreto sólo generalidades, pero él me pasó algunos documentos y con entusiasmo me habló de las discusiones que allí se dieron. Me acuerdo que entre los documentos estaba la carta que la CLASC y la FCLA enviaron al Papa en la que mostraban la realidad de los trabajadores del continente y que había sido repartida públicamente en Bogotá.” [20]

Aunque la prensa desde meses anteriores hizo publicaciones referentes al programa del Papa en Bogotá, al contenido de sus discursos y que algún sacerdote publicó con el título de “Polémica sobre el CELAM “ comentarios sobre el contenido del documento [21] , y durante la visita del Papa y las deliberaciones del CELAM la prensa cubrió los acontecimientos, hizo reseñas de algunas intervenciones de los obispos, en general el pueblo católico poco a nada se informó sobre los temas centrales y sólo sectores del clero y los enterados de las distintas corrientes que se movían dentro de la Iglesia, tuvieron en cuenta los contenidos de los documentos y de los discursos del Papa y de los obispos.

En cuanto a la comprensión y manejo de las conclusiones del CELAM, se dio en sectores especiales parte del clero, de los religiosos y religiosas y algunos laicos, pero el grueso de los bautizados católicos, ni las conocieron ni las comprendieron. En entrevistas con trabajadores pertenecientes a organizaciones como CETRAC, algunos que hoy son dirigentes dejan ver que en sus cursos de formación estos temas no fueron materia de estudio. Y un exmilitante de la Central de Juventudes, dice:

“...nosotros manejábamos todo lo de Medellín. La Iglesia ante el cambio, lo manejábamos al pie de la letra (...) Eso era teórico y nosotros lo recitábamos cuando nos lo preguntaban (...) pero entre saberlo y entenderlo y creerlo había una diferencia...” [22]

Podría existir una explicación a lo anterior en el carácter de la fe religiosa de los católicos colombianos, y que un sacerdote periodista describía como “... una fe más heredada que profunda, con un sentido de lo religioso demasiado pietista y alejado del mundo de lo social” [23]

La asimilación de las conclusiones del Concilio y del Celam de Medellín, se dio de manera parcial y lenta, y la generalidad del pueblo creyente empezó a enterarse cuando entre el clero y algunos laicos comprometidos se dieron las discusiones y las experiencias que generaron contradicciones públicas con la jerarquía. La prensa aprovechó para señalar y calificar a unos y otros, atizando muchas veces la confrontación y creando confusión entre el común de los lectores. Como ejemplo veamos algunos titulares de un reconocido diario nacional: “Cura rebelde tras la toma del poder.” “Mons. Muñoz Duque condena a los curas rebeldes.” “Sancionados los sacerdotes Currea y García.” “No promuevo motines, enseño el Evangelio.” “Curas rebeldes de la Costa refutan al Nuncio.” “Desertó otro sacerdote para contraer nupcias.” [24]

Por lo mismo para la gran masa de católicos colombianos, en general desinformados, lo que se dió desde 1968 fue la explosión de rebeldía de curas, monjas y algunos laicos, que se enfrentaban con los obispos y que alimentaban sus acciones con la maléfica influencia de los postulados marxistas y su acercamiento al comunismo.



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* El presente documento ha sido escrito con base en la información recopilada por la autora para la Investigación El Disenso Político-Religioso en el catolicismo colombiano, en la línea de Historia de las Religiones de la UN y auspiciado por Colciencias y en la que participaron Ana Ma. Bidegaín, José David Cortés y Ma. Teresa Cifuentes. Bogotá, 1998.

[**] Investigadora Icer. Profesora Universidad Distrital.

[1] Enrique Dussel. Historia de la Iglesia en América latina. USTA. Bogotá, 1991.

[2] [2] Francisco Leal Buitrago. Estado y Política en Colombia. Segunda Edición. Siglo XXI. Cerec. Bogotá. 1989. 160

[3] Rodolfo De Roux. Una Iglesia enEstado de alerta. Funciones sociales y funcionamiento del catolicismo colombiano. 1930-1980 Servicio Colombiano de Comunicación social, Bogotá, 1983... 158

[4] Fernán González. Poderes enfrentado. Iglesia y Estado en Colombia. Cinep, 1997. 300

[5] Gustavo Pérez Ramírez. Camilo Torres Restrepo. Profeta para nuestro Tiempo. Coedición IAPS, CINEP. CODEAL, CEBs, DIAKONIA y Pedro Baracaldo. Bogotá, 1996.

[6] Orlando Villanueva Martínez en su libro Camilo, Acción y Utopía. UN. COLCIENCIAS, CINDEC,. Bogotá, 1995. muestra la presencia de los dominicos franceses en Colombia y su relación con Camilo y con el grupo Testimonio. Igualmente Hernán Vergara en entrevista concedida a la autora de este artículo, hizo amplia referencia de la influencia de los dominicos en su grupo y en la vida de Camilo.

[7] André Rétif. Revista Javeriana. T.41. abril de 19954. 88-89

[8] Fernán González y Rodolfo De Roux, para citar sólo a los más conocidos entre sectores no eclesiásticos y en sus libros ya reseñados.

[9] Crf. Fernán González y Rodolfo de Roux. Ibid.

[10] Las publicaciones de y sobre Camilo, son ríquisimas, tanto a nivel nacional como internacional. La “Camilografía” como lo designó su compañero de Lovaina, Gustavo Pérez Ramírez en Camilo Torres Restrepo, un profeta para nuestro tiempo. Coedición IAPS, CINEP, CODECAL, CEBS, Diakonia, Librería Diálogo. Bogotá, 1996. Incluye entre la producción de Camilo : 14 escritos sociológicos. 15 escritos revolucionarios que contienen la plataforma del Frente Unido y mensajes publicados en el mismo periódico. 5 editoriales y 19 artículos en periódicos y revistas. Bibliografía sobre Camilo: Libros biográficos y/o sus escritos: 81. Algunas tesis recientes sobre Camilo. En Colombia, 5. En el exterior: 3. Novelas sobre Camilo: 4. Guiones de Televisión: 2. Discos compactos: 2. Cassettes:4. Algunos artículos sobre Camilo en libros sobre Colombia o América Latina: 21. Algunos escritos en Revistas:12.

[11] Cfr. javier Darío Restrepo. op.cit.79

[12] Rodolfo de Roux. Historia general de la Iglesia en América Latina. Tomo VII. Ed. Síguime. . Salamanca, 1981. 574.

[13] Conferencias Episcopales de Colombia. Tomo III 1962-1984. 494-505

[14] Ibid..

[15] El Tiempo, 2 de juio de 1969

* Javier Darío Restrepo en La Revolución de las Sotanas. Golconda 25 años después. Planeta. Bogotá, 1995, muestra a través de interesantísimas entrevistas, el proceso vivencial de algunos sacerdotes que conformaron el grupo de Golconda. En él se recogen las experiencias del padre Gabriel Díaz y las acciones que animó durante la Conferencia del CELAM. Resumo aspectos que para esta parte del estudio interesan. El padre Díaz formó parte de un grupo de sacerdotes que hacia mediados de los sesenta, fueron enviados por la diócesis de Medellín a estudiar a Europa. El estuvo en Salamanca y París. A su regresó pidió trabajar en un barrio de invasión, y fue nombrado párroco del Santo Domingo Sabio. El barrio está ubicado en la ladera noroccidental de Medellín y estuvo poblado inicialmente por desplazados de la violencia o por campesinos pobres que llegaban a la ciudad. Gabriel Díaz se comprometió con los habitantes en su lucha por la vivienda , enfrentándose duramente con la policía y con la incomprensión de algunos miembros de la Curia. Formó una comunidad parroquial muy activa dentro de la concepción de una vivencia cristiana desde el pobres. Antes de la Conferencia del CELAM, realizó en su barrio un Congreso Internacional de No Violencia, con participantes de Francia, España, Estados Unidos, Canadá, Perú, Argentina, Suiza, Brasil y otros seis países más. Allí concurrieron Obispos como Gerardo Valencia Cano, colombiano Leonidas Proaño, Brasileño, Mons. Sergio Méndez Arceo, mejiano y personalidades colombianas. Así que cuando se realizó la Conferencia del CELAM, Gabriel Díaz ya era conocido por algunos obispos latinoamericanos.
[16] Ibid. 186-188

[17] El Tiempo, agosto 27 de 1968

[18] Ibid.

[19] Rodolfo de Roux. Historia General de la Iglesia en América Latina. op. cit.573.

[20] Entrevista con María. Exreligiosa. Bogotá, agosto de 1997. CLASC : Confederación Latinoamericana de Sindicatos Cristianos, y la FCLA, la Federación Campesina de Sindicatos Cristianos.

[21] Para poner algunos ejemplos, titulares como : El Papa Paulo hablará en Bogotá, sobre la Violencia. En el CELAM, Principàl Discurso del Papa Paulo VI. La República, 17 de julio de 1968. Polémica sobre el CELAM del jesuita Miguel Angel González, en varias entregas en El Espectador, la II, el 25 de julio de 1968 critica a los que llama “expertos del CELAM” por el contenido del documento. Señala que el documento se queda en lamentar la injustica pero no hay propuesta de cómo superarla. Al señalar que la situación de subdesarrollo en el continente de por sí es violenta, insinúa la justifiación de la violencia. Indica que hay un abuso de los términos revolución y violencia sin precisar las circunstancias de su empleo, lo que lleva a confusión y a una exhaltación que se torna peligrosa.

La Revolución Latinoamericana Será Cristiana si Amamos Más. El Tiempo, agosto 27 de 1968.La Reunión Episcopal. Tensión y Reserva. y Momento Crucial de la Iglesia Latinoamericana. El Tiempo, agosto 28 de 1968.

[22] Entrevista con Santiago. Exmilititante de la Central de Juventudes, hoy profesor universitario. Bogotá, noviembre 6 de 1997. La Central de Juventudes es una organización católica fundada por el padre Luis Ma. Fernández en 1953. Tiene como misión la formación de líderes juveniles y la prestación de servicios a la masa, entendida como servicios a los grandes grupos humanos. Luego de un tiempo de formación los jóvenes (hombres y mujeres) realizan durante un año trabajo voluntario denominado, año misionero, en el que son desplazados a cualquier parte del país.

[23] José Luis Martín Descalzo.Un Periodista Mira Objetivamente a Colombia. El Tiempo. 21 de agosto de 1968.

[24] El Tiempo. Febrero 4 de 1970; diciembre 2 de 1969; noviembre 27 de 1969; octubre 4 de 1970.

sábado, 27 de octubre de 2007

Roma

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> Transmisión de la Cultura Clásica
> Presencia de la civilización clásica
> Pervivencia de elementos lingüísticos grecolatinos

[Glosario del tema]
Del Mundo Clásico al mundo actual


Hace más de veinte siglos en la cuenca del Mediterráneo se desarrollaron civilizaciones que crearon o les dieron la forma que conocemos a numerosos aspectos de nuestra civilización actual: la ciencia, la arquitectura, la literatura, el derecho, etc.

Grecia tuvo su mayor esplendor cultural en el siglo V a. C. Roma en el I a. C. Estas civilizaciones se mantuvieron durante siglos. Pero luego dieron paso a otras.
Hacia el siglo V d. C. el Imperio Romano de Occidente se desmoronó dando lugar a la Edad Media.

Herencia de Grecia y Roma


En el siglo XV Constantinopla fue destruida y con ella el Imperio Romano de Oriente.

Pero los pueblos que vinieron después adaptaron y conservaron gran parte de las ideas, las innovaciones y la literatura de Grecia y Roma como un precioso patrimonio. Germanos, celtas, árabes, eslavos lo atesoraron con avidez y lucharon por poseerlo.

Nosotros lo hemos recibido gratis. ¿Somos capaces de valorarlo y conservarlo?

Roma y El Cristianismo

Roma y el cristianismo I: una relación cordial.



La relación entre Roma y el cristianismo no fue fácil, ni mucho menos. Tras los primeros treinta años de paz llegaron las persecuciones que terminaron con el triunfo de la Iglesia y el reconocimiento de la religión de Cristo como religión oficial del Estado.

En este primer capítulo de las relaciones entre Roma y el cristianismo recorreremos los aproximadamente 68 años entre el nacimiento de Jesús y la llegada de Pablo a Roma.

Roma está presente por tres veces en la vida de Jesús, tal y como narran los Evangelios. La primera ocasión se da en el nacimiento de Jesús:

1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.

2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.

3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.

4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,

5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.

6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,

7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. (Lucas, capítulo 2).

Es importante comprender que Cristo, como Hijo de Dios, es el auténtico Mesías que esperaba Israel. Durante toda la vida de Jesús se cumplirán al pie de la letra lo establecido en el Antiguo Testamento sobre este tema, y precisamente la obligación de inscribirse en el censo ordenado por Augusto dará la ocasión para que Cristo nazca en Belén. En este punto, Roma es un mero vehículo de los designios de Dios para que se cumpla lo escrito.



La segunda surgió a raíz de una trampa que le tendieron los fariseos en el Templo al preguntarle si debían pagar el tributo a Roma:

21 Y le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con rectitud, y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios:

22 ¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?»

23 Pero él, habiendo conocido su astucia, les dijo:

24 «Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción?» Ellos dijeron: «Del César.»

25 El les dijo: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.» (Lucas, capítulo 20).

Los fariseos deseaban deshacerse de Jesús porque sus enseñanzas suponían un peligro a su status religioso. En esta ocasión, al preguntarle si es lícito que el pueblo de Israel pague el tributo a Roma, le están tendiendo una hábil trampa: Si Jesús dice que no ellos podrán acusarle ante la justicia romana de predicar un delito contra el Tesoro de Roma, lo que significa que la justicia romana intervendría contra Jesús. Los fariseos deseaban la muerte de Jesús, pero no querían ser ellos los ejecutores por temor a la reacción del pueblo, así que tratarán de involucrar a Roma. Cuando Jesús desmonta hábilmente la trampa señalando que en las monedas aparece la imagen de César (Tiberio) y que por tanto son suyas está mostrando que la religión no debe inmiscuirse en asuntos terrenales. Él no es un líder nacionalista que llama a la desobediencia fiscal contra el ocupante romano ni un colaboracionista que llama a pagar el impuesto alegremente. Él es Cristo, el Hijo de Dios, cuyo Reino no es de este Mundo.



La tercera ocasión, la más importante, será provocada por los fariseos, hartos de intentar coger a Jesús en algún renuncio para procesarle, y que deciden arrestarle por las bravas y presentarle a Poncio Pilato, prefecto de Judea, que se halla en Jerusalén con motivo de la Pascua del año 30. Los fariseos desean la muerte de Jesús, pero el Sanedrín no puede aplicar el ius gladii, la pena de muerte, facultad reservada a la justicia romana. Llevado ante Pilato, éste no ve que Jesús haya cometido ningún delito contra Roma y le devuelve al Sanedrín, pero los fariseos no quieren que Jesús sea amonestado y azotado por blasfemo: quieren que muera y la única que puede ejecutar a un reo es la justicia de Roma, por eso presionarán insistentemente ante Pilato quien, al final, tras declarar en varias ocasiones que Jesús no es culpable de ningún delito, se desentiende del caso preguntando a los judíos congregados ante el palacio de Herodes (todos ellos fariseos, obviamente) a quién desean que se aplique la gracia concedida en la Pascua por la que un reo es amnistiado. En ese momento hay dos reos: Jesús y Barrabás, un convicto de asesinato y los fariseos piden que sea amnistiado Barrabás, con lo que Jesús es condenado en su lugar a la crucifixión. Aquí Roma, en la persona de Poncio Pilato, es de nuevo un mero instrumento de los designios de Dios, ya que no es culpable directa de la crucifixión de Jesús.

Tras la Resurrección de Cristo, los Apóstoles se dedican a transmitir la Buena Nueva por Oriente Próximo, Grecia y la misma Roma sin molestar a la potencia dueña del Mundo que no ve en la pequeña comunidad cristiana ninguna amenaza para sus intereses. Roma, habilísima dominadora, es muy tolerante con las naciones sometidas a las que mantiene sus propios órganos de gobierno y, por supuesto su sistema religioso. A Roma no le importa que los cristianos y muchos otros recorran sus dominios predicando siempre que no se ponga directamente en tela de juicio la religión romana, la religión oficial del Estado. Por eso los únicos que molestan a los cristianos primitivos durante los primeros treinta años de la Iglesia son las intransigentes y fanáticas autoridades religiosas judías que persiguen a la Iglesia linchando a Esteban en 34 y a otros mártires como Santiago en 62. Un poco antes ha ocurrido el episodio del arresto de Pablo tal y como lo narra Lucas en Hechos:

26 Entonces Pablo tomó al día siguiente a los hombres, y habiéndose purificado con ellos, entró en el Templo para declarar el cumplimiento del plazo de los días de la purificación cuando se había de presentar la ofrenda por cada uno de ellos.
27 Cuando estaban ya para cumplirse los siete días, los judíos venidos de Asia le vieron en el Templo, revolvieron a todo el pueblo, le echaron mano
28 y se pusieron a gritar: «¡Auxilio, hombres de Israel! Este es el hombre que va enseñando a todos por todas partes contra el pueblo, contra la Ley y contra este Lugar; y hasta ha llegado a introducir a unos griegos en el Templo, profanando este Lugar Santo.»
29 Pues habían visto anteriormente con él en la ciudad a Trofimo, de Efeso, a quien creían que Pablo había introducido en el Templo.
30 Toda la ciudad se alborotó y la gente concurrió de todas partes. Se apoderaron de Pablo y lo arrastraron fuera del Templo; inmediatamente cerraron las puertas.

31 Intentaban darle muerte, cuando subieron a decir al tribuno de la cohorte: «Toda Jerusalén está revuelta.»
32 Inmediatamente tomó consigo soldados y centuriones y bajó corriendo hacia ellos; y ellos al ver al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. (Hechos de los Apóstoles, capítulo 21).

Este tribuno es Claudio Lisias, el jefe de la cohorte de auxiliares romanos de guarnición permanente en la Torre Antonia. 480 soldados en total. Al ser informado del alboroto baja inmediatamente al Templo y rescata a Pablo de la multitud de judíos radicales que pretende lincharle llevándole a la Antonia. Lisias sólo ve un alboroto provocado por motivos religiosos y ante la amenazadora actitud de los fanáticos judíos decide poner el libertad a Pablo después de azotarle por alborotador. En ese momento Pablo da a conocer a Lisias que es ciudadano romano y para el sorprendido tribuno todo cambia inmediatamente.

En aquellos tiempos la pena de prisión era muy rara. La pena de muerte (ius gladius) era aplicada en casos extremos como el asesinato o la traición y la pena más común para delitos graves era el destierro, un castigo que hoy nos parece mínimo pero que entonces era muy temido. El castigo de los azotes servía como advertencia a los culpables de delitos menores como desórdenes, pequeños hurtos, etc. Pero en ningún caso podía ser aplicada a un ciudadano romano ya que el Derecho Romano lo prohibía expresamente. Precisamente una de las razones del cruce del Rubicón por Julio César fue que el Senado ordenó azotar a galos que poseían la ciudadanía romana provocando el malestar de todo el ejército de César, compuesto en su inmensa mayoría por galo-romanos. hay un episodio anterior en Hechos en el que Pablo es azotado por las autoridades romanas, cuando el Apóstol tras el castigo declara que es ciudadano romano, el temor envuelve a las autoridades que dan toda clase de excusas y disculpas al Apóstol ante el temor de que éste les denuncie. Por ello Claudio Lisias protege a Pablo de los intentos de los judíos radicales de hacerse con él para matarlo llevándole ante el Sanedrín fuertemente escoltado y cuando le avisan que un grupo de fariseos se ha juramentado para matarlo le envía con una fuerte escolta de infantería y caballería a Cesarea para evitar que Pablo sea asesinado en Jerusalén. La conducta de Claudio Lisias es, desde el punto de vista jurídico, impecable en la protección de las garantías procesales de un ciudadano romano.

En Cesarea Pablo comparece ante el prefecto Félix mientras una delegación del Sanedrín desplazada a Cesarea le presiona para que se lo entregue acusándole formalmente de crímenes contra el pueblo de Israel y pidiendo que sea juzgado por el Sanedrín. Pero Félix, alertado por una carta de Lisias, sabe que si entrega a Pablo muy probablemente no llegue a Jerusalén con vida, así que demora el juicio y, simpatizando con su compatriota de origen judío, le retiene bajo custodia aunque permitiéndole desenvolverse en el palacio de Herodes en Cesarea con libertad. Dos años demoró su resolución Félix hasta que fue sustituido como prefecto de Judea por Porcio Festo que mantuvo la custodia de Pablo ante la presión del Sanedrín. Tras visitar Jerusalén Festo se dio cuenta de que lo que los fariseos pretendían era asesinar a Pablo y de regreso a Cesarea convocó un juicio para terminar el asunto de una vez. destaca la presencia en el juicio de Marco Julio Agripa, hijo del rey Agripa I, que se encuentra en Cesarea para visitar a Festo y que durante el proceso apoya la inocencia de Pablo. En este proceso, la conducta de Festo es también jurídicamente impecable y el texto de Lucas nos da una detallada imagen de las garantías procesales de que gozaban los ciudadanos romanos. Festo concluye que según el Derecho Romano Pablo no ha cometido ningún delito, lo que desata la ira de los radicales judíos y Festo, preocupado por las preocupantes acciones que la liberación sin cargos de Pablo puede desatar, se compromete a que Pablo sea conducido a Jerusalén para ser juzgado bajo custodia de Roma. El Apóstol, aburrido ante la perspectiva de un proceso que puede llegar a ser interminable, ejerce sus derechos de ciudadano romano y solicita la apelación directa a César, lo que significa que será juzgado en Roma por un tribunal imperial romano. Festo, tras consultar con sus magistrados, concluye que la apelación es procedente y envía a Pablo a Roma.

Y así llega el Apóstol a Roma, bajo custodia militaris, lo que significa que está en libertad vigilada continuamente por un guardia que le acompaña a todas partes. Tras dos años de espera, Pablo es puesto en libertad, ya que el Derecho Romano establece una duración máxima de la custodia militaris de dos años, si transcurrido ese plazo la acusación no se presenta el caso es sobreseído y el reo queda en libertad.

Hasta aquí todo perfecto. Los impresionantes mecanismos legales establecidos por Roma, madre del Derecho, funcionaron a la perfección en este caso para proteger a Pablo de las homicidas iras de los radicales judíos. En estos más de treinta años transcurridos desde la Resurrección Roma dejó hacer a los cristianos sin molestarles, y sus intervenciones se vieron forzadas por los judíos del Sanedrín. Pero esta relación cordial entre Roma y los cristianos pronto se truncaría gracias a la intervención de un demente instalado en el poder de Roma: Nerón.

El Cristianismo

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LOS ORIGENES DEL CRISTIANISMO

En el Imperio Romano, durante el siglo III se vivía una crisis enorme, con guerras civiles constantes, invasiones de pueblos bárbaros, emperadores asesinados uno tras otro, y un pueblo que fue dejando de creer que ser romano era un privilegio, que perdió el orgullo de pertenecer a ese fantástico Imperio de Augusto, Trajano, Adriano y tantos otros hombres talentosos.

En el marco de esa crisis, también los Dioses fueron cayendo en desgracia, se fueron mezclando con ídolos orientales y otras religiones de pueblos vecinos, que en el marco de la total libertad de culto romana hacían crecer su influencia sobre un pueblo descreído.

Una de esas religiones, el cristianismo, iba aumentando poco a poco su caudal de seguidores, pero no sin sufrir de vez en cuando fuertes persecuciones, así como también edictos de los emperadores de turno que los obligaban a rendir culto a los paganos.



Cruz de procesión, siglo XI
El cristianismo no aceptaba otro Dios que no sea el suyo, por eso no pudo agregarse a las religiones romanas, ya que las excluía a todas, de la misma manera que lo hacía el judaísmo.

En 285 toma el poder Diocleciano, y allí se produce una de las más sangrientas persecuciones de la historia: el emperador pudo ver el peligro que representaba para el Imperio Romano tradicional la propagación de una religión tan distinta en su espíritu a las religiones clásicas.

Sin embargo, luego de la guerra civil que envolvió por muchos años a los tetrarcas, con las victorias de Constantino sobre Majencio, Maximiano y Licinio, el nuevo gobernante único de Roma se dio cuenta del poder que podría representar la nueva religión si se ponía de su lado, necesitado como estaba de asentar su gobierno con una sólida base.


Constantino no fue cristiano ni por un solo instante, y esto se deduce por sus acciones poco piadosas (venció a sus enemigos a sangre y fuego, ejecutando a quién le pudiera hacer sombra, como por ejemplo hizo con Licinio, y asesinó a su hijo y su esposa a sangre fría) y por el hecho de que si bien les dio a los cristianos libertad de culto (Edicto de Milán, 313), jamás prohibió un solo Dios pagano, ni persiguió a los que practicaban estos cultos.

Sin embargo sus intervenciones en el Concilio de Nicea, en 325, fueron de imponer la unidad de acción en el cristianismo, condenar la herejía del arrianismo, para que la religión fuera fuerte y unida, y oficializar el cristianismo que a partir de allí usaría toda la estructura del estado romano y acompañaría al emperador siempre en sus decisiones.

Constantino hizo del cristianismo un instrumento de poder en el cual se irían apoyando cada vez más los emperadores romanos, siguiendo su ejemplo.

Luego del breve paréntesis de Juliano el Apóstata (361-363), que restaurara el paganismo y persiguiera a los cristianos, pero por poco tiempo, ya que murió en campaña contra los persas, el cristianismo se verá aún más fortalecido que antes.

El 27 de Febrero de 380, el emperador Teodosio pronuncia un edicto que declara al cristianismo religión oficial del Imperio, con lo cual tenemos la verdadera fecha en la que se impone esta nueva religión.

Teodosio terminó de darle forma a esta inserción del cristianismo en Roma, dándole un poder enorme, ofreciéndole la estructura del estado a su servicio, y obteniendo el poder que le daba esta religión sobre su gente.


Cruz del siglo XII


Aquí termina de establecerse el cristianismo como religión oficial, apoyo del nuevo estado romano, que poco a poco iría evolucionando hasta alcanzar enorme influencia e importancia, que sería fundamental durante los mil años más de vida del Imperio Romano en oriente, o Imperio Bizantino.

Una de las costumbres que marcarán la importancia de la iglesia cristiana en el Imperio es la coronación del emperador por parte del patriarca, lo que da la tan buscada legitimidad, aunque el emperador sea un usurpador, siendo el primero en recibir dicha coronación León I, quién recibió la corona de manos del patriarca de Constantinopla en 457.
A pesar de ello, no se puede hablar de un rápido asentamiento de la religión cristiana en Roma, porque primero, no debían ser la mayoría cuando el gobierno de Constantino, y ni siquiera en el de Teodosio, ya que las decisiones que tomaron a favor de los obispos estos emperadores obedecían a factores de poder y no de popularidad, y no se puede negar que el paganismo subsistió al menos hasta 529, cuando Justiniano mandó cerrar la Escuela de Filosofía de Atenas.

Esta fue la forma, contada muy a grandes rasgos, en que el cristianismo se fue imponiendo en Roma hasta ser la religión oficial, pero luego tuvo que luchar contra las interminables herejías, arrianismo, nestorianismo, monofisismo, etc, que veían la doctrina de manera más simple que la complicada y protocolar ortodoxia, y que por ello se convertían en un peligro al ser aceptados fácilmente por las masas mas humildes, especialmente entre los campesinos y el ejército, y en las provincias de Siria y Egipto, triunfando la ortodoxia en las ciudades grandes, especialmente en Constantinopla, Tesalónica y las ciudades de Asia Menor, Trebizonda, Efeso, Mileto, Nicea, Nicomedia, etc.

Una vez superadas las primeras herejías, la herida provocada por el cisma monofisita no pudo ser cerrada nunca, siendo una de las causas de la pérdida de Siria, Palestina y Egipto a manos del Islam, que se ganó a la población poco a poco con su libertad de cultos.



Icono de Cristo Pantocrátor
La ortodoxia religiosa, representada por el patriarca de Constantinopla, con su intransigencia respecto a los aspectos doctrinales más sutiles, al mismo tiempo que se consolidaba en el nuevo Imperio también fue la causa de innumerables problemas con la Iglesia de Roma, que recorrió caminos distintos de la mano de Papa, con un poder en principio muy deteriorado por las invasiones bárbaras, pero que con los siglos fue creciendo y se transformó en una fuente de graves problemas para el Imperio Bizantino, con los cismas del siglo IX, en la época de Focio, y en el siglo XI, en la época de Miguel Cerulario, en 1054.

La pugna por el poder fue ganada por Roma con la victoria de los latinos de la cuarta cruzada (desviada por los venecianos a Constantinopla en 1204, y luego con la toma de Constantinopla por los turcos en 1453, que redujeron a los ortodoxos enormemente, pero la ortodoxia siguió su camino hasta el día de hoy, y fue una influencia enorme para pueblos como Serbia, Bulgaria, Armenia, Rusia, y muchos otros.


R. C.

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